Ejercicios para iniciar la práctica del desapego



 
Os propongo hoy 2 ejercicios para empezar a practicar el desapego, en este caso material, pero con contenido emocional (por decirlo de alguna manera).

No es sencillo, pero como todo, cuanto
más lo practiquemos más fácil será, hasta que sea algo tan natural como respirar y no nos produzca ningún tipo de "ansiedad".

PRIMER EJERCICIO: regalar aquellos objetos que son especiales para vosotros. Una prenda de ropa que nos guste mucho, un libro, ese adorno que está en la mesa al que nunca hacemos caso pero que a nadie se le ocurra decir que es un estorbo porque tiene un gran significado emocional para nosotros, cualquier cosa de la que te cueste desprenderte....regalar no desde el "monedero" si no regalar desde el corazón

SEGUNDO EJERCICIO: aprender a aceptar de buen grado cuando alguien a quien le hacemos un regalo a su vez regala a otra persona ese regalo. O cuando a nosotros nos hacen un regalo, aunque nos encante, regalarlo a otra persona que lo necesite o también le guste ese regalo...

EJERCICIO DE VISUALIZACIÓN 
 
El siguiente ejercicio te permite liberarte de los apegos. Debe ser repetido con regularidad, hasta asegurar que el mensaje haya penetrado, tanto en tu mente subconsciente, como en la de aquel ser que tú deseas dejar en libertad.
Siéntate cómodamente y cierra los ojos. Imagina que estás trazando alrededor tuyo un cí­rculo de luz azul, lo suficientemente grande como para albergar tu cuerpo con los brazos extendidos. Siente que estás sentado en el centro de ese cí­rculo. Luego visualiza otro cí­rculo similar, que se une al tuyo formando la figura de un ocho. Dentro del segundo cí­rculo, frente a ti, colocas a la persona de la que has escogido liberarte. Mentalmente dile que ahora te propones realizar un ritual para deshacer todos los apegos. Pide su consentimiento.
En seguida visualiza una luz azul, que cae sobre el sitio donde los dos cí­rculos se unen, este representa el punto de neutralidad. La luz azul cae simultáneamente sobre tu compañero/a y sobre tu cabeza. Los rayos azules forman un triángulo luminoso, cuyo vértice superior los conecta a ambos con sus niveles más elevados de conciencia.
Ahora observa si existen ví­nculos que te atan a la otra persona. Estos aparecen simbolizados por cordones que unen dos centros de poder. Puede haber una sola atadura, o muchas. Comienza examinando el chakra de la base (dependencia económica), y recorre uno a uno todos los centros energéticos de tu cuerpo: el chakra sexual (apego sexual), el plexo solar (poder), el corazón (afecto) y la garganta (comunicación). Revisa donde aparecen estos lazos de posesión. Una vez que los has localizado, toma nota de sus caracterí­sticas: color, textura y grado de fuerza. Lo que ves es simbólico de la relación, por lo tanto muy revelador.
Busca un instrumento apropiado para cortar, puede ser un cuchillo, tijeras, navaja o bisturí­. Corta una a una todas las ataduras, haciendo el primer corte en la mitad, justo sobre el punto de neutralidad en la mitad del ocho. Luego cercenas su unión con el cuerpo, primero en la persona que está frente a ti, y después en ti mismo. Si eres diestro lleva tu mano derecha al sitio del corte, colocando la otra mano encima, para crear un campo de fuerza. Visualiza como tu compañero/a hace lo mismo. Entonces contempla cómo desde el vértice superior del triángulo desciende un rayo de luz que sana las heridas.
El mismo procedimiento se realiza para cortar cada una de las ataduras que percibiste. Luego dirí­gete al punto donde se unen los dos cí­rculos y acumula allí­ todos los segmentos. Haz una hoguera con ellos, y entierra sus cenizas.
Ahora entras en la segunda etapa de la ceremonia: pide perdón a tu compañero/a por el dolor que tú le hayas causado, consciente, o inconscientemente. Enumera todos aquellos motivos por los cuales deseas ser perdonada. Siente que la energí­a del perdón borra el pasado. Luego conscientemente otorga tu perdón a ese ser. Enumera las injurias y heridas que él/ella te hayan causado. Y, en la medida en que las vas procesando, observas cómo quedan anuladas. Para completar este ejercicio ves descender un rayo de luz, desde el vértice superior del triángulo. Esa luz limpia todas las huellas de sufrimiento, que todaví­a no se hayan esfumado.
En seguida agradeces a tu compañero/a su presencia en tu vida y las experiencias que compartieron juntos, que fueron muy importantes para el aprendizaje mutuo. Lo miras directo a los ojos y sientes que ahora lo aceptas tal como es, que lo comprendes, valoras lo que te enseñó y afirmas que deseas dejarlo libre para que él/ella escojan su camino. Le pides que abandone la escena, y mientras lo ves partir afirmas: “nada es mí­o, nada, nadie me pertenece. Cada relación cumple un ciclo de aprendizaje, y, cuando este se completa, cada cuál debe seguir adelante sin enojo, sufrimiento, ni rechazo”.
Debes completar la ceremonia de liberación con un ritual de limpieza. Te imaginas estar en un sitio donde encuentras agua muy pura, puede ser un pozo, un rí­o, una cascada, o en el mar. Te desnudas en la orilla, penetras en el agua y sientes como la corriente, o las olas, se llevan todos los remanentes de emociones y patrones de pensamiento negativos. Cuando sientas que has quedado limpio sales a la otra orilla. Un Ser de Luz te espera sosteniendo para ti una túnica blanca impecable. Al vestirla te estarás abriendo a nuevas posibilidades que enriquecerán tu vida. Agradece a los seres de Luz que te apoyaron en la ceremonia, y te enviaron su amor y su luz. Toma tres respiraciones profundas, y gradualmente vuelve a la conciencia de tu cuerpo fí­sico.
Es útil saber que, por el hecho de haber cortado el apego en una relación, no quiere decir que esa relación se acabará. Lo que sí­ realmente termina es el sufrimiento, los celos, los rencores y la posesividad, que tanto deterioran el compartir. Si es el momento de finalizar el ciclo de esa relación, entonces el compañero partirá en una forma armónica. Si la relación ha de continuar, en adelante será más libre y menos conflictiva.
Partimos por el mundo en busca de nuestros sueños e ideales. Muchas veces ponemos en lugares inaccesibles lo que está al alcance de la mano.



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