Ley del desapego de Deepak Chopra
Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en
el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa
que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la
intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto. Tan
pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo
la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos
conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se
basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en
cambio, se basa en el temor y en la inseguridad y la necesidad de sentir
seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.
La fuente de la abundancia, de la riqueza o de
cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo
satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo. Los símbolos son transitorios;
llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar
del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos
y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo.
El apego es producto de la conciencia de la
pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo
de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear.
Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad.
Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen
espontáneamente y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisioneros del desamparo,
la desesperanza, las necesidades mundanas, los intereses triviales, la
desesperación silenciosa y la gravedad, características distintivas de una
existencia mediocre y una conciencia de la pobreza.
La verdadera conciencia de la riqueza es la
capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un
mínimo de esfuerzo. Para afianzarnos en esta experiencia es necesario
afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. En la incertidumbre
encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos.
La gente busca constantemente seguridad, pero con
el tiempo descubriremos que esa búsqueda es en realidad algo muy efímero. Hasta
el apego al dinero es una señal de inseguridad.
Quienes buscan la seguridad la persiguen durante
toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no
puede depender exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará
inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho, algunas
de las personas que más dinero tienen son las más inseguras.
La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según
las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución de todo este dilema reside
en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidumbre. Esto
significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a
lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es
otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución,
absolutamente ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el
estancamiento, el desorden, el caos y
la decadencia.
la decadencia.
La incertidumbre, por otra parte, es el suelo
fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en
lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el
campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre
abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo
desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos
convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha
quedado de ayer.
Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y
adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las
posibilidades. La sabiduría de la incertidumbre jugará un importante papel en
nuestro deseo de entrar en lo desconocido. Esto significa que en cada momento
de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio; que experimentaremos la
alegría de vivir: la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro
propio espíritu.
Cada día podemos buscar la emoción de lo que
puede ocurrir en el campo de todas las posibilidades. Si nos sentimos
inseguros, estamos en el camino correcto, no nos demos por vencidos. En
realidad no necesitamos tener una idea rígida y completa de lo que haremos la
semana próxima o el año próximo, porque si tenemos una idea clara de lo que ha
de suceder y nos aferramos rígidamente a ella, dejaremos por fuera un enorme
abanico de posibilidades.
Una de las características del campo de todas las
posibilidades es la correlación infinita. Este campo puede orquestar una
infinidad de sucesos espacio-temporales con el fin de producir el resultado
esperado. Pero cuando hay apego, la intención queda atrapada en una forma de
pensar rígida y se pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad
inherentes al campo de todas las posibilidades. Cuando nos apegamos a algo, congelamos
nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo
encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza el proceso total de la
creación.
Esta ley no obstaculiza la fijación de metas.
Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre
tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número
infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos
cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o
algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las
soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a
las oportunidades.
La ley del desapego acelera el proceso total de
la evolución. Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar
las soluciones de los problemas. Cuando forzamos las soluciones, solamente
creamos nuevos problemas. Pero si fijamos nuestra atención en la incertidumbre
y la observamos mientras esperamos ansiosamente a que la solución surja de
entre el caos y la confusión, entonces surgirá algo fabuloso y emocionante.
Cuando este estado de vigilancia, nuestra
preparación en el presente, en el campo de la incertidumbre, se suma a nuestra
meta y a nuestra intención, nos permite aprovechar la oportunidad. ¿Qué es la
oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema de la vida. Cada
problema que se nos presenta en la vida es la semilla de una oportunidad para
algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción, nos abriremos a
toda una gama de posibilidades, lo cual mantendrá vivos el misterio, el
asombro, la emoción y la aventura.
Podremos ver cada problema de la vida como la
oportunidad de algún gran beneficio. Habiéndonos afianzado en la sabiduría de
la incertidumbre, podremos permanecer alerta a las oportunidades. Y, cuando
nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución
aparecerá espontáneamente.
Lo que resulta de esto es lo que denominamos
comúnmente «buena suerte». La buena suerte no es otra cosa que la unión del
estado de preparación con la oportunidad. Cuando los dos se mezclan con una
vigilancia atenta del caos, surge una solución que trae beneficio y evolución
para nosotros y para todos los que nos rodean. Ésta es la receta perfecta para
el éxito, y se basa en la ley del desapego.
Deepak Chopra
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