Elige un día en que sientas que estás teniendo dificultades, y observa
con atención plena tus estados mentales como si fueses un antropólogo,
sin juzgarnos y sin resistirte. Generalmente aparecerán varios estados
difíciles juntos. Pueden incluir preocupación, desasosiego, ira,
confusión, codicia, nerviosismo y percepción errónea.
Determina
tres momentos durante el día que hayas considerado difíciles. Fíjate
bien y advierte de dónde provienen tus estados mentales. Sin ningún
juicio, advierte qué estados mentales están presentes, su nivel de
intensidad, cuánto duran y hasta qué punto te atrapan. Si te sirve,
regístralos y descríbelos por escrito. Haz esto en dos días más de este
tipo. Después de los tres días, date cuenta del efecto de reconocer con
la atención plena los estados difíciles que has tenido. Si ha sido
revelador o te ha ayudado a liberarte de su control, continúa la
práctica.
A
continuación, de la misma manera, fíjate en un día en que te sientas
muy positivo, y empieza a observar con atención plena los estados
saludables que están presentes. Quizás adviertas estados de equilibrio,
claridad, flexibilidad, cordialidad, amor, sabiduría, confianza o
alegría. Advierte los estados predominantes, su nivel de intensidad,
cuánto duran y si te apegas a ellos. De nuevo, si te sirve, regístralos
por escrito. Haz esto otra vez en dos días más de este tipo.
Después
de los tres días, date cuenta del efecto de reconocer con la atención
plena los estados saludables que has experimentado. Date cuenta de que
puedes ser consciente de estos estados y favorecerlos con tu atención.
Ahora que has aprendido a hacerlo, continúa esta práctica.
De “La Sabiduría del Corazón” (Jack Kornfield, 2010)
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