Ejercicio para trabajar el miedo al Médico-Dentista

 
 
 
 
Con este ejercicio trabajaras tus miedos e inquietudes cada vez que tienes que ir a hacerte una revisión médica o prueba ,así como las derivadas de tus visitas al odontologo
Te recomiendo que previamente hagas algún ejercicio de relajación antes de escuchar este audio de autohipnosis .
Un abrazo hondo y espero que te sea provechoso
Cualquier duda contactar através de mi blog o página web
www.mundotranpersonal.com
http://soraya-founty.blogspot.com.es/
 
 
 

Lo que le sucede a un ser querido es como si nos sucediera a nosotros mismos






A quien quieres, eres: para tu cerebro, lo que le pasa a un ser querido te pasa a ti mismo

La neurociencia descubre que en el cerebro humano lo que le sucede a un ser querido se experimenta como si nos sucediera a nosotros mismos.



No le pregunto a la persona herida cómo se siente,
yo mismo me transformo en esa persona herida.
-Walt Whitman, Song of Myself


El amor, el cariño, el respeto por el otro y la amistad podrían agruparse en torno a una habilidad que poseemos los seres humanos: la empatía. Indudablemente esta capacidad empática es materia prima fundamental de nuestra existencia y, tal vez, apela al sentimiento más auténtico que una persona puede gestar. Incluso podríamos especular sobre el papel que juega la empatía en la evolución y la supervivencia de nuestra especie o, como advertía Roger Ebert, “creo que la empatía es la máxima virtud de una civilización”.

Si bien los alcances de la empatía son, creo, plenamente comprobables mediante la experiencia individual, lo cierto es que la nitidez de este fenómeno se manifiesta tangiblemente incluso a nivel neuronal. Hace unos meses, investigadores de la Universidad de Virginia concluyeron, tras una serie de experimentos con escáneres de resonancia magnética para monitorear la actividad cerebral, que cuando existe un lazo de afecto y familiaridad con otra persona, nuestro cerebro la experimenta como si fuésemos nosotros mismos.

Lo primero que descubrieron fue que nuestro cerebro distingue tajantemente entre los extraños y aquellos a quienes ‘conocemos’. Y luego hallaron que aquellas personas que asignamos a nuestra red social se funden con nuestro sentido de ser a un nivel neuronal –fenómeno que se intensifica entre mayor es el lazo de afecto. James Coan, uno de los psicólogos involucrados en el estudio, advierte al respecto:

Notamos que, mediante la familiaridad, otras personas pasan a formar parte de nuestro propio ser [...] Nuestro yo termina por incluir a esas personas con quienes experimentamos cercanía. Esto posiblemente se debe a que los humanos necesitan de amigos y aliados con quienes puedan unir fuerzas y concebirlos de la misma manera en que se autoconciben. Y cuando las personas pasan más tiempo juntas, entonces esta similaridad se refuerza.

El experimento consistió en escanear la actividad cerebral de 22 personas. Los voluntarios eran advertidos de que recibirían sutiles shocks eléctricos. Ante esta amenaza, sus reacciones fueron contrastadas con aquellas en que existía la posibilidad de que un ser querido fuese a recibir el mismo tratamiento. La respuesta neuronal era casi idéntica en ambos casos, lo cual no ocurría cuando se trataba de una virtual amenaza contra un desconocido (consulta aquí el estudio completo).

Esencialmente se diluye la frontera entre el “yo” y el “otro”. Nuestro ser pasa a incluir aquellas personas que nos son cercanas. Si un amigo está bajo amenaza, en nuestro interior ocurre lo mismo que si nosotros estuviésemos amenazados. Somos capaces de entender el dolor o la contrariedad que él puede estar atravesando, tal como podemos entender nuestro propio dolor.



In Lak’ech (tú eres mi otro yo)
Saludo tradicional Maya



Algunas reflexiones al respecto
Al leer el estudio en cuestión, además de emocionarme, no pude evitar preguntarme qué sucede, entonces, cuando lastimamos a un ser querido. Seguramente al estar molesto con un amigo, porque a su vez nos sentimos ofendidos, nuestro cerebro es capaz de removerlo temporalmente de esa región neuroafectiva y por lo tanto podríamos infligirle un daño. Sin embargo, para que eso ocurriese primero él habría tenido que hacer lo propio, previo a incurrir en el acto que produjo nuestra reacción. Y en este sentido sólo quedaría apelar al sentimiento de autodestrucción, es decir, el concebir a alguien como un “yo mismo” no le exime de mi deseo de, en ciertas circunstancias, lastimarlo, pues ni siquiera mi propio “yo” está a salvo de mi propia destrucción. Consecuentemente, si yo dejase a un lado las prácticas autodestructivas, difícilmente lastimaría a mis seres queridos.

La segunda reflexión que podría detonar este fenómeno es cómo podríamos llegar a ese paraíso empático en el cual realmente concibiésemos a cualquier persona, querida o no, como un propio yo. Cómo eliminar esa distinción entre aquellos a quienes me une el afecto y esas personas a quienes considero simples desconocidos. Lo anterior no para demeritar los lazos de afecto que experimento por “los míos”, sino para derramar este mismo sentimiento de forma incluyente, y así consumar una postura, asumo, impecable, en lo que respecta a la tolerancia, la comprensión, y el respeto por el otro.

En fin, supongo que nos toca, a cada uno, encontrar este tipo de respuestas, pero no por ello deja de resultar fascinante la simple idea de concebir que, más allá de la poesía o la metáfora, realmente tenemos la capacidad de fundir el yo con el otro.
 

Por: Javier Barros Del Villar
Twitter del autor: @ParadoxeParadis
Fuente. http://pijamasurf.com/

EL MONASTERIO CUÁNTICO :VIVENCIA EL AHORA








Nos han enseñado a creernos únicamente una persona, un cuerpo-mente mortal. Desde esta perspectiva es imposible vivir en un estado tranquilo de mente, ese bienestar subjetivo pacífico y constante que es en última instancia nuestra verdadera naturaleza. Y nos vemos compelidos a buscar en el exterior la felicidad y plenitud que no sabemos encontrar en nosotros. Y en semejante contexto, rodeados de los demás miembros de la sociedad que comparten esta misma visión dual, se desarrolla en nosotros desde la niñez un flujo incesante de pensamientos que creemos es la herramienta perfecta para resolver todos nuestros conflictos. Es más, estamos absolutamente seguros de que somos los pensadores de nuestros pensamientos e imaginaciones. Y miles de veces a lo largo del día nos basamos en la memoria de nuestra historia personal para reforzar dichas programaciones.



¿Pero, es este el único modelo de realidad, o existen otras formas de percibir el mundo y a nosotros mismos? Amigo lector te  invito a investigarlo juntos



Concentra tu atención y para de pensar por un momento. Obsérvate leyendo. Insisto, detente y mira lo que haces justo ahora mismo. Comprueba que es únicamente ahora cuando puedes respirar, sentir, tocar, oír, o hacer lo que estés llevando a cabo. En cuanto a tu pasado son pensamientos que tienes ahora y de igual modo tu futuro solo lo imaginas en este momento. No puedes alargar tu mano y alcanzar el vaso de agua que beberás en otra habitación dentro de 10 minutos. Por favor, comprueba si estas afirmaciones son o no son reales en tu experiencia de este momento.



Otra exploración. ¿Eres capaz de detener tus pensamientos durante uno o dos minutos? ¿Estás escogiendo los pensamientos e imágenes que cruzan ahora por tu cabeza? Si te es imposible lograrlo comprobarás de primera mano que no piensas lo que deseas. Una vez investigues en profundidad estos extremos y poco a poco te vuelvas el testigo de tu mente, asumirás que mucho de tu sufrimiento se genera ahí y acabarás liberándote de su esclavitud.



Y una última reflexión: Si consigues volver a concentrarte en este momento presente, fíjate en eso en ti, la Consciencia que está conociendo esto que lees. Es el Observador de los físicos cuánticos. Mírate mirando. Verás que esta capacidad de conocer, esto que percibe los sonidos, es lo más íntimo de ti. Sin la Consciencia tu no podrías ver ni darte cuenta de todo lo que te rodea ahora mismo, incluidas todas tus sensaciones corporales en este momento. El mundo y tu no existiríais. Tu solo puedes percibir aquello que se presenta en este instante. Por tanto, cuando te encuentres con alguien no pienses y actúes según lo que crees ser, vive de primera mano, muda tu identidad desde creerte ese personaje que piensas que eres, a este percibir directo y bondadoso que es tu auténtica identidad.



Estas y otras consideraciones se exponen en “El Monasterio Cuántico”, una novela budista que nació a partir de una estancia en el reino himalayo de Bután. La relación que mantuve con maestros tibetanos de meditación sus monasterios y sus ceremonias ancestrales, y mi formación profesional, fue dando forma a un relato donde convergen misticismo, ciencia y filosofía. en un contexto de acción.



Se ofrece un texto ameno donde se dialoga directamente con el lector invitándole a experimentar de primera mano este Aquí, su paz, su vivacidad, y al Conocedor de todo ello. ¿Querrías explorar algunos acercamientos a tu verdadera identidad y a la vez pasarlo bien?
Encontrarás “El Monasterio Cuántico” en http://www.sb-ebooks.es/l/monasterio-cuantico-2/ Un abrazo. Correo electrónico del autor vicentgovil@hotmail.com

Vicente Goyanes


Vicente Goyanes (Cuenca 1943) Doctor en Medicina, investigador y profesor universitario en España y USA ahora retirado, fue miembro de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias y de la Academia de Ciencias de Nueva York. Su experiencia en meditación, autoayuda y psicología transpersonal procede de sus estudios durante 32 años sobre filosofía Advaita, Zen, Meditación de Atención Plena y Gestalt en España, Francia, USA, India y Bután. Habiendo impartido cursos sobre Mindfulness para prevenir y tratar la depresión en pacientes oncológicos y personal facultativo. Co-autor de la novela “Bhairava, la voz del silencio” (2008). Correo electrónico: vicentgovil@hotmail.com
 
Aquí puedes descargar un previo de la obra :

http://www.sb-ebooks.com/wp-content/uploads/VICENTE-GOYANES-El-monasterio-cuantico.pdf




No hay que hacer nada para conseguir ser lo que ya eres, tan solo parar y abrirse a darse cuenta de lo que hay, lo que Es y ha sido siempre.




ver también en Youtube :http://www.youtube.com/watch?v=8VvDac_Z24g


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Un abrazo Hondo y mi eterno agradecimiento .
Soraya Founty
Psicóloga Colegiada P-0860
Terapeuta Integral


La adicción por el azúcar se puede equiparar a la de cualquier otra droga





Cuántas veces nos hemos obsesionado con perder peso y solo hemos mirado las grasas que ingerimos. Numerosos expertos alertan de que no solo es la grasa la que nos hace engordar sino que los azúcares añadidos son la verdadera causa de que cojamos esos kilos de más, a los que tanto cuesta decir adiós.
El verdadero problema del azúcar es que es tan adictivo como las drogas, de hecho, algunos investigadores lo comparan a la adicción que crea la cocaína, la morfina o el tabaco.

Además, en menores puede tener efectos más que negativos como, por ejemplo, crear problemas de irascibilidad o hiperactividad. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el azúcar constituya menos del 10% de la dieta diaria del niño, 10 gramos de azúcar por cada 100 gramos de comida.

Estas afirmaciones cuentan con bases científicas como ya demostró en 2013 el laboratorio del Connecticut College al realizar un experimento con ratones que podían elegir entre la cocaína y el azúcar. La gran mayoría se decantó por el azúcar, incluso alguno de los roedores que ya había probado la cocaína y que se suponía que contaba con esa adicción previa eligieron el dulce.

Debido a estos estudios, algunos expertos solicitan a las empresas que dedicadas a la producción de productos con alto contenido en azúcar que lo reduzcan al menos en un 30% en los próximos años para evitar que aumenten los casos de diabetes y obesidad.

En este sentido, Naciones Unidas va más allá y señala que ‘existen pruebas evidentes que demuestran el vínculo que existe entre refrescos y comida con azúcares añadidos y la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares’.


"Como yo quiera": Qué hago cuando mi pareja no responde a mis expectativas....



Observo que si cada vez que mi pareja no responde a mis expectativas me alejo de ella y justifico mi rabia, ¿acaso no hago otra cosa que alimentar mis limitaciones y carencias?


Cuando éramos niños y no podíamos conseguir lo que nos gustaba, nuestra defensa consistía en huir y llorar nuestra rabieta. El tratar de ponerse en el lugar del otro y calibrar diferencias era misión imposible, el natural egocentrismo nos ocupaba. Nuestra mente ha crecido, y con ella el don de la consciencia o darse cuenta. Es por ello que los obstáculos que llegan si bien en tiempos pretéritos nos frustraban y descolocaban, ahora son desafíos superables en múltiples lecciones de vida. Por de pronto, recordemos que de entre todos los seres de la humanidad, a quien algún día atrás elegimos como pareja, es esa persona irrepetible y única que hoy nos acompaña. Y si de alguna forma las cosas son así, convendrá reconocer que algún aspecto de dicha unión trasciende la mente lógica.


¿Afinidades? ¿Proyectos en común? ¿Necesidades y carencias puntuales? ¿Sombras comunes? ¿Resonancias sistémicas?… En realidad todas ellas más o menos visibles o encubiertas, finalmente tendrán cierto sabor a no casuales y destinadas.

Si deseamos una relación cooperativa y sana convendrá evitar eso de “cambiar al otro” y tratar de hacerlo a nuestra manera. En realidad además de ser misión imposible, el hecho de tratar de condicionar al otro hacia los propios intereses, más se parece a una relación parental que a una unión de adultos iguales que se desarrollan con sus diferencias. Una cosa es aportar y sostener nuestros puntos de vista y otra muy distinta, manipular para que se nos complazca.

En realidad más pronto que tarde comprendemos que desde una base de afinidad, las opiniones y perspectivas diferentes entre nuestra pareja y nosotros, lejos de separar y ser síntomas de desamor, lo que pueden hacer es ampliar nuestra mirada.

¿Por qué las tradiciones han creado un noviazgo antes del famoso “sí quiero” para toda la vida? De alguna forma durante este periodo, se afinan sintonías con quien viviremos en un futuro día a día. Tengamos en cuenta que a la hora de constituir pareja, lo queramos o no, valoramos la compatibilidad, al tiempo que no sin magia y causalidad, anhelamos encontrar fundamentos afines, así como niveles de consciencia equilibrados y valores en resonancia.

Los aspectos y características psicológicas opuestas que nuestras parejas expresan y que en principio tienden a ser tan atractivas como odiosas, están orientadas a la ampliación de nuestra perspectiva. Si no se tienen en cuenta las leyes de la sintonía cardíaca, la calidad de nuestra convivencia nos lo hará pronto saber con tensiones y guerrillas. Y si por calmar la sed de una carencia, seguimos adelante con quien tan sólo alivia la herida, pero poco o nada mueve nuestra alma, sabremos muy dentro que una vez colmada nuestra carencia, su muerte del eros estará anunciada.

Todos buscamos el tesoro del amor, y para ello permanecemos atentos a que llegue un día, y a la vida se le ocurra llamar a la puerta. Es entonces cuando emprendemos el recorrido iniciático y nos lanzamos al abismo de la gran aventura. Intuimos que habrá días de Sol junto a muchos otros que serán de tormenta. Y aunque la mente bulla en un mar de dudas, en el fondo nos da igual, el corazón tiene certeza. Son momentos en los que sabemos que lo que nos impele a realizar el gran cambio y saltar, no es otra cosa que la necesidad imperiosa por la que salir de lo conocido o morir de mediocridad. No hay otra que avanzar y descubrir, o bien asumir una agonía lenta y tediosa.

Nuestra vida anterior ya no es posible y queremos vivir como esos pocos locos que también sienten y sin nada que perder, arriesgan. Sabemos que hay que elegir entre avanzar o protegerse, y también sabemos que el quedarse y optar por lo seguro es entregar al miedo la victoria. Si por el contrario vence la locura que nos hace vulnerables ante el amor, entonces no es otra cosas que coraje y coherencia. Y si esta aventura dura tres días o treinta años, pues lo que hay, ningún arrepentimiento y sin embargo un paso más en el puente al alma.

Por José María Doria


Científico encontró una prueba definitiva de que Dios existe


 El físico teórico Michio Kaku afirma haber creado una teoría que puede apuntar a la existencia de Dios. La información ha impactado a la comunidad científica porque Kaku es uno de los científicos más importantes de la actualidad.

Uno de los científicos más respetados en la actualidad dice haber encontrado evidencia de que la acción de una fuerza “lo gobierna todo”.
El físico teórico Michio Kaku afirma haber creado una teoría que puede apuntar a la existencia de Dios. La información ha creado un gran revuelo en la comunidad científica porque Kaku es considerado uno de los científicos más importantes de la actualidad, uno de los creadores y desarrolladores revolucionarios de la Teoría de Cuerdas por lo que es muy respetado en todo el mundo.
Para llegar a sus conclusiones, el físico hizo uso un “semi-radio primitivo de táquiones” (que son partículas teóricas capaces de “despegar” la materia del universo o el contacto de vacío con ella, dejando así todo libre de las influencias del universo que les rodea), tecnología creada recientemente en 2005.
Aunque la tecnología para llegar a las verdaderas partículas de taquiones aún está lejos de ser una realidad, el semi-radio tiene algunas pocas propiedades de estas partículas teóricas, que son capaces de crear el efecto de los verdaderos taquiones en una escala subatómica.
Según Michio, vivimos en un “Matrix”: “He llegado a la conclusión de que estamos en un mundo hecho por reglas creadas por una inteligencia, no muy diferente de su juego de ordenador favorito, por supuesto, más complejo e impensable. Analizando el comportamiento de la materia a escala subatómica, afectado por el semi radio primitivo de taquiones, un diminuto punto en el espacio, por primera vez en la historia, totalmente libre de cualquier influencia del universo, la materia, la fuerza o la ley se percibe de una forma inédita el caos absoluto. Créeme, todo lo que llamamos casualidad hoy no tendrá más sentido. Para mí está claro que estamos en un plano regido, por reglas creadas y no determinadas por azares universales”, dijo el científico.
Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Jornal VDD

Nombre completo: Michio Kaku
Lugar de nacimiento: San José, California, Estados Unidos
Fecha de nacimiento: 24 de enero de 1947
Géneros literarios: Divulgación Científica
Libros más destacados: Física de lo Imposible, más resúmenes...





Biografía

Nacido en 1947 en Estados Unidos, de padres japoneses, Michio Kaku es un eminente físico teórico, uno de los creadores de la teoría de campos de cuerdas.
Apadrinado por Edward Teller, que le ofreció la beca de ingeniería Hertz, se formó en Harvard y en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de la Universidad de California, donde obtuvo el doctorado en Física en 1972. Desde hace casi treinta años ocupa la cátedra Henry Semat de Física Teórica en la Universidad de Nueva York y es uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo; presenta dos programas de radio y participa en espacios de televisión y documentales.
Es autor de decenas de libros, algunos de ellos traducidos al castellano.

Obras

Listado de sus obras:
  • Visiones (1998)
  • Hiperespacio (2001)
  • El Universo de Einstein (2005)
  • Universos Paralelos (2008)
  • Física de lo Imposible (2009)
  • Física del Futuro (2011)
Resúmenes disponibles:

La cancion de las personas




Existe una tribu en África, donde la fecha de nacimiento de un niño no se toma como el día en que nació, ni como el momento en que fue concebido sino como el día en que ese niño fue “pensado” por su madre.
Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar la canción del niño que quiere nacer.
Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña. Entonces, cuando hacen el amor con la intención de concebirlo, en algún momento cantan su canción, como una forma de invitarlo a venir.

Cuando la madre está embarazada, enseña la canción del niño a la gente del lugar, para que cuando nazca, las ancianas y quienes estén a su lado, le canten para darle la bienvenida.
A medida que el niño va creciendo, cuando el niño se lastima o cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente de la tribu canta su canción.

Hay otra ocasión en la que la gente de la tribu le canta al niño.
Si en algún momento de su vida, esa persona comete un crimen o un acto socialmente aberrante, se lo llama al centro de la villa y la gente de la comunidad lo rodea. Entonces, le cantan su canción.
La tribu reconoce que la forma de corregir un comportamiento antisocial no es el castigo, sino el amor y la recuperación de la identidad. Cuando uno reconoce su propia canción, no desea ni necesita hacer nada que dañe a otros.
Y así continua durante toda su vida.

Cuando contraen matrimonio, se cantan las canciones juntas.
Y finalmente, cuando esta persona va a morir, todos en la villa cantan su canción, por última vez, para él.



 

LAS EMOCIONES Y LA DIMENSIÓN TRANSPERSONAL




 Uno puede sentirse como una bola de billar separada, entre otras, habitando un espacio, o puede sentirse como una uva, entre otras, formando parte del Gran Racimo.Cada imagen representa un nivel de conciencia y cada uno de ellos produce una respuesta distinta en el universo emocional.



Los místicos afirman que existe una Realidad Suprema y que los seres humanos tenemos la capacidad potencial de tomar contacto con esa dimensión.
Dicha Realidad Suprema adopta diferentes nombres: Dios, La Divinidad, El Creador, La Realidad Última, o según las culturas: Brahmán, Kether, Tao, Allah, Atón, entre otros.
Ken Wilber dice que así como el cuerpo humano produce universalmente pelo y que la mente humana produce universalmente ideas, el espíritu humano produce universalmente intuiciones sobre lo Divino. Y que si bien las diferentes corrientes que lo expresan —hinduismo, judaísmo, cristianismo, budismo, taoísmo o sufismo— guardan muchas diferencias entre sí, sus estructuras profundas, por el contrario, son muy similares cuando no idénticas. Aquello que estas tradiciones tienen en común se refiere precisamente a algo que nos habla de verdades universales, de significados últimos, algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.
Dichas coincidencias pueden ser resumidas en siete puntos:

1) El espíritu existe.
2) El espíritu está dentro de nosotros.
3) A pesar de esto, la mayoría de nosotros vivimos en un mundo de separatividad y no nos percatamos de la presencia de ese espíritu interno.
4) Hay una salida para este estado de separatividad ilusoria; hay un camino que conduce a la liberación.
5) Si recorremos ese camino hasta el final llegaremos a un Renacimiento, a un estado de Iluminación, a la experiencia directa del Espíritu interno, a la Libe ración Suprema.
6) Esa experiencia marca el final de la separatividad y el sufrimiento.
7) El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles.

Una de las preguntas que surge ante esta clarísima síntesis es: ¿Cómo se percibe al Espíritu en el interior de cada uno?
La descripción conceptual de la experiencia del Espíritu en cada uno es tan sutil como la esencia misma que describe. Por esta razón es que, además de insistir en lo insustituible de la vivencia, cuando los estudiosos del camino espiritual intentan transmitir dicho estado, suelen apelar a leyendas o metáforas que logren evocar en el lector el "aroma" de dicha vivencia.
Siguiendo esta dirección, presentaré "la metáfora de la ola" que resulta ilustrativa para revelar algunos aspectos de la calidad de la presencia del Espíritu en la individualidad.

CONCIENCIA DE OLA    

Si uno se ubica a orillas del mar puede observar cómo cada ola comienza, es decir, cómo se diferencia del resto del mar al cual pertenece, cómo luego crece en tamaño y fuerza, de qué modo alcanza su plenitud, y cómo, al acercarse a la orilla, estalla, se disuelve en espuma y vuelve a confundirse con el mar... mientras otra ola ya ha comenzado el mismo itinerario... Y así una y otra vez...
Imaginemos ahora que esa ola tuviera autoconciencia y que dijera: "Yo soy esta ola".
Su nacimiento ha sido celebrado por su entorno y se relaciona con sus vecinas más cercanas que han nacido en el mismo momento que ella, luego va observándose crecer y puede incluso compararse con otras olas de al lado y ver si es más grande, si es más chica y puede decir: "¡Qué ola fantástica que soy, qué ola maravillosa...!". O: "¡Qué ola pequeña soy! ¡Nadie me va a tener en cuenta...!".
Cuando ve que una ola que tiene adelante ha terminado, se sobrecoge de intenso dolor y en su desgarro exclama: "¡Oh!, ¡se murió mi amiga... con la que recorrimos tanto..., y a la que nunca más volveré a ver!".
En el momento en el que a esta ola le llega su declinación, comienza a experimentar la angustia que le produce su propia muerte: "Yo soy ola, y si dejo de ser ola, dejo de ser... por lo tanto, quiero ser ola la mayor cantidad de tiempo posible... me reconozco en mi condición de ola y todo lo que amenace mi condición de ola es una amenaza fundamental para mi ser".
Para una conciencia humana el recorrido de una ola transcurre en menos de un minuto, pero para esta hipotética conciencia es toda una vida; por lo tanto equivaldría a lo que vivimos en setenta u ochenta años.

CONCIENCIA DE AGUA    

Imaginemos ahora que esta conciencia de ola, después de haber experimentado la angustia de su       muerte y la celebración de su nacimiento miles de millones de veces, experimentara una expansión de su conciencia que le permitiera un buen día decir: "¡Caramba! En realidad lo que yo soy es agua. Lo que constituye mi ser esencial es ser agua, y mi condición de ola es una forma temporaria que mi ser agua tiene de manifestarse... Por lo tanto cuando yo termine como ola, lo que termina no es mi ser esencial, sino una forma..!'.
Cuando esa conciencia registra su condición de agua se ha conectado con un rasgo de su ser que está más allá de su nacimiento y muerte como ola. "Ha tomado contacto con el Espíritu en ella."
Imaginemos ahora cómo viviría su existencia de ola una vez que desarrolló conciencia de agua: Podría vivir cada momento de su devenir ola sin angustia pues sabría que su ser esencial no está comprometido en esas vicisitudes. Cuando viera cesar a una vecina estrellándose "prematuramente" contra unas rocas antes de llegar a la orilla, o cuando ella misma experimentara su propia muerte, podría acompañar con más serenidad tales sucesos sabiendo que lo que cesa es sólo una forma temporaria.

LA DIMENSIÓN HUMANA    

Esta expansión de la conciencia es lo que las Tradiciones Espirituales describen como Iluminación, Renacimiento o Liberación Suprema.
Cuando el ser humano alcanza este estado ha trascendido la identificación con su forma particular y se ha conectado con aquello de sí mismo que está más allá de su nombre y apellido, más allá del nacimiento y la muerte.
El Zen ha denominado Satori a este estado.
Ram Dass relata que cuando Ramana Maharishi estaba por morir, sus discípulos estaban desesperados y él les decía: "¡No es para tanto!... Sólo me estoy muriendo... ¡Es como si vendiera mi auto!... no hagan tanto alboroto... Sólo me estoy muriendo..."
A pesar de lo obvio, vale la pena destacar el "sólo me estoy muriendo...".
Existe otra hermosa leyenda que alude al mismo punto. En épocas del Gengis Khan, un militar conquistador arrasa un pueblo, y todo el mundo estaba atemorizado por su crueldad. Sus lugartenientes le dicen: "El pueblo está a tus pies... Todos están sometidos... La ciudad es tuya... pero, en un templo budista, todos huyeron menos un monje que ha permanecido en su lugar". El militar se enfurece ante tal desafío y se dirige al templo inmediatamente. Abre la puerta de un empellón y se encuentra con este monje, parado, en el centro del recinto. Se planta enfrente de él y le dice, con toda su ira: "¿Tú no sabes quién soy yo? Yo puedo sacar mi espada y atravesarte el vientre sin siquiera pestañear un ojo!".
Y el monje, manteniendo la calma, le responde: "¿Y tú no sabes quién soy yo? Yo puedo observar cómo tú sacas tu espada y atraviesas mi vientre con ella sin siquiera pestañear un ojo...".
El militar, luego de escucharlo, inclinó su cabeza y se retiró del lugar.
Tanto Maharishi como el monje habían afincado su identidad en ese espacio que está más allá del nacimiento y la muerte. En términos de la metáfora, habían alcanzado "conciencia de agua".
Este nivel, en la dimensión humana, se presenta como la conciencia testigo, que observa desde su "condición de agua" las vicisitudes de "la ola" que, en otro plano, también es, pero sabiendo que su identidad no se agota en ella.
  
Desde este estadio de "conciencia de agua" surgen observaciones tales como: "Ustedes son partes de la Unidad y como tales son indestructibles..."o "La muerte no podrá matarlos, el dolor no podrá herirlos, la enfermedad no podrá enfermarlos, los años no los envejecerán. El miedo no podrá tocarlos. Bienvenidos a casa...".
Estas afirmaciones están tan distantes de las percepciones que tenemos de nosotros mismos desde nuestra individualidad cotidiana habitual, que parece más el arrullo adormecedor de una fantasía que una realidad existencial cierta.

Para comprender mejor la naturaleza de este universo expandido que se abre, imaginemos qué le diría una ola con conciencia de agua a otra que sólo experimentara conciencia de ola y estuviera atribulada por los temores vinculados a su propia integridad y permanencia. Lo más probable es que le dijera: "No te inquietes, no te asustes tanto, porque si bien tú y tus compañeras han de cesar, ya sea en la orilla o contra alguna roca... lo que terminará es una forma, pues tu ser esencial es ser agua y ese componente fundamental de tu identidad no será en absoluto afectado por aquello que te ocurra como ola. Y no te enemistes ni expulses de tu corazón a ninguna otra ola, pase lo que pase, pues ambas son lo mismo: agua experimentándose como olas..., ya lo comprobarás... ".

LOS NIVELES DE CONCIENCIA Y SU RELACIÓN CON EL UNIVERSO EMOCIONAL    

Hemos presentado dos niveles de conciencia: la conciencia que se percibe aislada, dividida, en estado de separatividad, lo que en la metáfora llamamos "conciencia de ola", y aquella otra que ha percibido al Espíritu en sí, que se reconoce una con la totalidad, que ha alcanzado la Iluminación y que en la metáfora aparecía como "ola con conciencia de agua".
Desde este último plano todas las emociones son vividas de un modo diferente: con más calma y serenidad y sin angustia.
Para expresarlo con más precisión: si bien, por ejemplo, el miedo y el sufrimiento siguen existiendo, quien lo experimenta no se siente dañado por ellos pues sabe que su ser esencial no está amenazado.
Desde la "conciencia de ola", en cambio, el miedo y el sufrimiento se presentan con toda su contundencia. Pero es importante recordar que aun en esta situación es posible y necesario relacionarse con el miedo de un modo eficaz: esto quiere decir reconocerlo como una señal que indica una desproporción entre el peligro que enfrento y los recursos con los que cuento y poner en marcha los mecanismos psicológicos que equilibren dicha desproporción.
Una cosa es que yo no tenga miedo a viajar en auto, solo, de noche, a través del desierto, porque esté en contacto con el componente de mi ser que está más allá de las vicisitudes particulares y pueda decir: "Pase lo que pase, será parte de un proceso global que acepto y necesito recorrer, y que de ninguna manera dañará a mi ser esencial", a que no tenga miedo porque soy mecánico, llevo los repuestos necesarios, y un equipo de radio para comunicarme con la base, en caso de una emergencia imprevista.
En el primer caso estoy actuando desde el nivel de "conciencia de agua" y por lo tanto, no me siento expuesto a peligro significativo alguno, y en el segundo estoy reaccionando desde el nivel de "conciencia de ola" y no experimento miedo porque he equilibrado la magnitud de los riesgos con los recursos que he implementado.
En el ejemplo del viajero se presentan los dos niveles de conciencia en su forma pura, sólo a los efectos de facilitar su comprensión, pero en nuestro estado actual de evolución humana se presentan en forma coexistente y simultánea. Estamos habitual-mente en el nivel de "conciencia de ola", en estado de separatividad y en la medida en que crecemos en nuestro desarrollo espiritual, van apareciendo "flashes" de "conciencia de agua", de la percepción del Espíritu en uno mismo. Las dos coexisten y resulta muy útil familiarizarse con la presencia de ambas calidades de percepción y reacción, al mismo tiempo. Por esta misma razón es importante recordar una vez más que, cuando desde la perspectiva de "conciencia de ola" experimentemos miedo, hay una tarea psicológica que llevar a cabo: reconocer que el miedo no es el problema sino una señal que indica una desproporción entre el peligro que enfrentamos y los recursos con que contamos para hacerlo. Y tal como lo desarrollamos en La sabiduría de las emociones, es absolutamente necesario y posible aprender a activar los mecanismos psicológicos que equilibren dicha desproporción. Intentar saltear esa tarea apelando a las memorias de "conciencia de agua" es dejar una asignatura pendiente, es dejar de hacerse responsable por "la ola" que también soy y producir un cortocircuito que sólo prenuncia una estrepitosa caída.
Esto sucede cuando se utiliza la meditación como "by pass" para eludir el trabajo emocional. Cuando se apela a la meditación para escapar al conflicto.
En efecto, en los comienzos del proceso en el que 'la ola desarrolla conciencia de agua", es necesario estar atentos, porque el riesgo más frecuente es que dicha ola reaccione ante ese cambio en su identidad diciendo: "Dado que soy agua, ¡qué importa lo que le ocurra a la ola... total, lo esencial es ser agua!".
Cuando esa actitud se manifiesta, tiende a abandonar a las vicisitudes de la ola, es decir, tiende a desentenderse de los conflictos de la individualidad.
Luego, al profundizar su comprensión de la totalidad, desde su condición misma de agua, se ocupa de las eventuales perturbaciones de la ola con la serenidad y la calma que le proporciona el saber que su esencia no está amenazada.
Utiliza entonces su condición de agua, no para abandonar a la ola, sino para reconocerla y asistirla con la amorosa sabiduría que surge de su expandida identidad.
      
Noberto levy .Aprendices del amor.