La Psicología descubre el poder del Perdón Perdonar a otro por una profunda injusticia lleva su tiempo


 

Entrevista de Zenit a Robert Enright.( Extracto)


Robert Enright, psicólogo, creó el Instituto Internacional del Perdón en 1994 con el fin de aplicar años de investigación en la práctica del perdón. Es coautor de «Helping Clients Forgive: An Empirical Guide for Resolving Anger and Restoring Hope» (Ayudar a los clientes a perdonar: Guía empírica para Resolver el Odio y Restaurar la Esperanza”), publicado por American Psychological Association Books, 2000.
--¿Qué efectividad ha tenido el perdón como terapia?
--Enright: ha sido muy variada. Algunos grupos de investigación obtuvieron excelentes resultados científicos con la terapia del perdón, mientras que otros no.
Como afirma Richard Fitzgibbons en nuestro libro, una causa de los diferentes resultados es el tiempo y el cuidado que el terapeuta dedica al paciente.
Perdonar a otro por una profunda injusticia lleva su tiempo. Los instrumentos de cura a menudo insisten en la terapia «breve», la cual no da suficiente tiempo al cliente para recorrer el itinerario doloroso y terapéutico del perdón.
Uno de nuestros proyectos de investigación, con Suzanne Freedman, de la Universidad de Northern Iowa, era con sobrevivientes de incestos. Estas valientes mujeres necesitaron mucho tiempo, en torno a un año, para perdonar a quienes habían abusado de ellas. Valió la pena el esfuerzo.
Cuando comparamos el grupo experimental, que ha recibido terapia del perdón, con un grupo de control que no la ha recibido, en el primero se reduce de manera significativa la ansiedad y la depresión.
Aunque un año parece mucho tiempo, deberíamos darnos cuenta de que algunas de las mujeres sufrían desórdenes emocionales desde hacía 20 ó 30 años antes de perdonar.
--¿Qué pasos debe dar una persona que desea curarse mediante el perdón?
Seguir el propio itinerario de perdón es otra razón del éxito observado en la terapia del perdón. El doctor Fitzgibbons y yo ofrecemos un itinerario de perdón, científicamente avalado en nuestra obra. Este itinerario es ampliamente descrito en mi libro «Forgiveness Is a Choice» («El perdón es una opción») para el público en general.
En este itinerario, en primer lugar, las personas deben reconocer que han sido tratadas injustamente, reconocer humildemente que esto les ha supuesto un choque emocional y que están verdaderamente enfadadas.
A continuación, si desean empezar la terapia del perdón, deben explorar lo que es perdón y lo que no es perdón. Por ejemplo, cuando las personas perdonan, no están condonando, excusando u olvidando lo que han hecho contra ellas. Pueden reconciliarse o no reconciliarse.
Perdonar es reducir el resentimiento y aumentar la benevolencia y el amor hacia alguien que ha sido injusto. Esta es una opción personal, un acto de la voluntad. Reconciliarse es para dos personas recuperar la mutua confianza.
Luego recomendamos que la gente se implique en lo que el doctor Fitzgibbons llama «perdón cognitivo». Son pensamientos de perdón y declaraciones dirigidas a la persona que ha sido injusta. En ese estado, la persona no necesita abordar al ofensor sino realizar este perdón cognitivo en su interior.
Parte del perdón cognitivo es pensar en la persona como un todo, sin definirla sólo por sus pecados. Todos somos más que nuestras acciones. Somos vulnerables.
Al perdón cognitivo sigue el perdón emocional, la apertura de uno mismo a la compasión y al amor. Esto es difícil y puede llevar su tiempo. Algunas personas en la terapia no están preparadas para este paso y merecen comprensión.
Para nosotros sigue siendo un misterio saber cómo crece en el corazón humano esta compasión por quienes realizaron y realizan grandes injusticias. Seguramente la gracia de Dios actúa en este caso, pero nosotros como científicos no tenemos el lenguaje para describirlo plenamente. La ciencia es limitada, al igual que los intentos humanos de comprender el misterio.
Más allá del perdón emocional, está la difícil tarea de «soportar el dolor» de lo que ha sucedido. Quien perdona no puede hacer que el reloj vuelva atrás y deshacer el daño, pero puede tomar la valiente decisión de aceptar el dolor y ser un instrumento de bien para el ofensor.
--¿Qué ha aprendido sobre los niños y el perdón?
Los niños parecen tener corazones cálidos y abiertos al perdón. Por consiguiente, la educación al perdón es una posibilidad real para ellos.
Al mismo tiempo, pienso que a los niños se les puede desanimar a perdonar si están rodeados por quienes ridiculizan o son indiferentes hacia el perdón. Por consiguiente la educación al perdón es vital.
Hemos publicado recientemente un libro gráfico infantil sobre el perdón, «Rising above the Storm Clouds» («Superar las Nubes de Tormenta»), para niños de entre 4 y 10 años.
Hemos descubierto que niños tan pequeños como los de seis años, pueden aprender sobre el perdón y de esta manera reducir la cólera excesiva.
--¿Qué consejo daría a la gente sobre la práctica del perdón en su vida diaria?
Primero, el perdón es de Dios y no podemos pensar en el perdón como una técnica psicológica más.
Esta es una enseñanza difícil en efecto, pero vale la pena esforzarse por comprenderla.
En segundo lugar, la gente que perdona necesita saber qué es el perdón y qué no es el perdón. Perdonar es ofrecer amor incondicional al ofensor. No es un acto de debilidad. Cuando una persona perdona, debería buscar justicia. Si a uno le estropean el coche, puede perdonar y al mismo tiempo presentar la factura de la reparación al causante.
Un punto importante es estar abiertos al misterio del perdón, sin tener en cuenta el historial personal.
--¿Qué consejo daría a quienes tienen especial dificultad en perdonar a los demás, como quienes han perdido a sus seres queridos en los atentados del 11 de septiembre?
Perdonar a los demás no es algo puntual. Para muchos de nosotros, el perdón supone un camino.
Esto requiere tacto y paciencia con uno mismo y tiempo.
Por eso, a quienes no pueden perdonar, les pregunto: «¿Estás listo para explorar lo que es o no es el perdón?». Esta pregunta no pide a nadie que perdone sino más bien examinar lo que es el perdón.
Cuando una persona ya conoce las dimensiones del perdón, yo le pregunto: «¿Estás preparado para examinar el perdón de la persona que te ha hecho daño, en su forma más básica? ¿Deseas tratar de no hacer daño a esa persona?». Esta pregunta no pide a la persona que ame al ofensor sino refrenar en sí misma lo negativo, refrenar el deseo de hacer daño incluso de modo sutil.
Luego viene la pregunta: «¿Deseas el bien para esa persona?». Esto cambia el enfoque hacia lo positivo, hacia al menos un deseo, aunque no sea una acción deliberada, el bien de otra persona.
Todas estas preguntas pretenden mover a la persona ofendida hacia una mayor cercanía en el amor. Si aún rechaza el perdón, debemos comprender que su «no» enfático hoy no es necesariamente la última palabra. Esta persona puede cambiar mañana.
--¿Qué proyectos tiene entre manos el Instituto del Perdón?
--En la próxima década o en la siguiente, trabajaremos con niños afectados por entornos de guerra y otros ambientes de violencia, mediante programas de educación al perdón en escuelas, casas y lugares de culto.
El perdón ha sido casi completamente ignorado por el movimiento pacifista, pero sin perdón no hay paz duradera. Dado que lleva tiempo aprender y apreciar el perdón, debemos empezar con niños para reforzar la probabilidad de que aprendan bien la lección.
De manera que tratamos de convencer a los filántropos de que el perdón, centrado especialmente en los niños, debe ser parte de cualquier esfuerzo en favor de la paz.

QUÉ ES PERDONAR

Todos tenemos una serie de ideas preconcebidas acerca de qué es el perdón. “¿Perdonar?”,
 “¿Qué se soluciona con eso?”, “¿Después de lo que me hizo?”, “¡Eso es imperdonable!”, son 
las frases más comunes que se escuchan al respecto. Sin embargo, el perdón es el umbral que
 nos permite saltar por encima de los rencores, y quedar libres para vivir con mayor paz y 
felicidad. 
Por otro lado, de acuerdo a las investigaciones médicas, perdonar hace bien a la salud física.
En efecto, los datos indican que quienes se empeñan en no perdonar son más propensos a 
morir
 de enfermedad cardíaca que las personas que aceptan que en la vida hay malentendidos y
 choques con los demás cuyos efectos se pueden neutralizar. Asimismo, el doctor Carl 
Simonton, director de una conocida clínica de California que trabaja en pos de la remisión del cáncer, ha observado que la tendencia a permanecer resentido y la incapacidad de perdonar
están vinculadas con un aumento del riesgo de cáncer.
Según el psicólogo Robert Enright, de la Universidad de Wisconsin-Madison, cuando estamos “consumidos” por el rencor puede aumentar la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
 En cambio, “cuando perdonamos puede haber una disminución de la presion sanguínea”.
Otros expertos creen que el estrés producido por los rencores acumulados puede disparar o
 agravar problemas como dolores de cabeza y de espalda, úlceras, arrugas y debilitamiento del sistema inmunológico, con más predisposición a resfríos, gripes y otras infecciones. “No hay
 dudas de que aferrarse a resentimientos y pensamientos de venganza puede hacernos 
envejecer”
, asegura el doctor Gerald Jampolsky, fundador del Centro de Curación Actitudinal, en 
California
.
Perdón bien entendido
Tal vez para muchas personas no esté bien entendido de qué se trata el perdón. En realidad, perdonar no significa aceptar cualquier cosa que el otro haya hecho, como el maltrato, la
 violencia o la deshonestidad. No es humillarse, reprimir el enojo, hacer como si no pasara 
nada o perdonar porque sentimos lástima –”es un tonto, no tiene remedio”–. Tampoco es 
convertirnos en amigos de nuestro victimario, descuidar nuestra propia seguridad o llamarlo
 para comunicarle nuestro cambio de actitud. El sentido común indica, por ejemplo, que 
podemos perdonar a un marido excesivamente gastador, pero eso no significa que le 
entreguemos nuestro sueldo para que lo administre.
¿Qué es, entonces, perdonar? “Es tomar la decisión de ver más allá de los límites de la 
personalidad de otra persona, de sus miedos, idiosincracias, neurosis y errores, la decisión
 de ver una esencia pura, no condicionada por historias personales, que tiene una capacidad limitada y siempre es digna de respeto y amor”, define Robin Casarjian, psicoterapeuta y
 autora del libro Perdonar (Ediciones Urano). El doctor Jampolsky lo explica en términos
 gráficos: “Es ver la luz de la lámpara y no la pantalla”.
Por su parte, el escritor Hugh Prather entiende que “el perdón no es un acto de rosado
 autoengaño, sino el tranquilo reconocimiento de que, bajo nuestros respectivos egos,
 todos somos exactamente iguales”.
Rencor, viejo rencor
La rabia, el odio, el rencor son emociones que desgastan enormemente la energía. Como 
muebles desvencijados e inútiles, ocupan un espacio valioso que necesitaríamos recuperar; 
en cambio, cuando se reciclan se transforman en agradables objetos que da gusto tener en 
casa. Uno de los mejores motivos para perdonar es liberarnos de los efectos nocivos
 de esas emociones.
Cuando se abandona el rencor, también se alivia la ansiedad y el estrés, que nos devoran y 
causan enfermedades. Para hacer esto es preciso hacer algunos cambios en el tipo de 
pensamiento.
¿Por qué a veces nos es tan difícil dejar de estar enojados? “Porque nos parece que obtenemos
 algo al aferrarnos a la rabia –dice Robin Casarjian–. Estos beneficios, llamados ganancias secundarias, suelen ser inconcientes y tienen mucho poder hasta que tomamos conciencia 
de ellos y descubrimos formas de reaccionar más sanas.”
Hay quienes aprendieron a estar enojados como forma de adquirir más poder y dominio, 
cuando en el fondo se encubren sentimientos de impotencia, desilusión, inseguridad, miedo.
 En tanto, algunas personas encuentran en el enojo el motor para el cambio, como algunos 
líderes políticos que transmiten un gran resentimiento. En realidad, el contacto con nuestra verdadera naturaleza nos impulsa a actuar con convicción, que es mucho más convocante 
que el rencor.
Otras ganancias secundarias podrían ser controlar a los demás –que se sienten culpables o asustados cuando otro se enoja–, evitar comunicarse en profundidad –por miedo a expresar
 lo que sentimos–, obtener cierta seguridad o protección –ya que los demás se mantienen alejados–, aferrarse a una relación con una persona –aunque haya una separación de por 
medio nos mantenemos ligados por el rencor–, culpar al otro de lo que nos pasa.
Una clave que destaca Casarjian para el trabajo con el perdón es ser amable con uno mismo.
”Es importantísimo tomar nota de nuestros pensamientos y reacciones sin juzgarlos. Si 
aparecen el temor, la autocrítica o las dudas, sea amable con usted. Estos sentimientos son 
una parte natural del proceso de curación. En realidad, ser amable con uno mismo es un gran
 acto de perdón. Lo crea o no, en todo momento, usted hizo lo que podía hacer dado el grado 
de amor o temor que sentía.”
Algunas veces la fuente del resentimiento puede estar profundamente instalada en nuestro interior, escondida hasta de nosotros mismos. Una forma de indagar en la raíz del enojo es
 anotar los sentimientos en un diario. Hágalo con la idea de ser específico, busque hilar más
 fino que decir si se siente bien o mal. Esto lo ayudará a “enfocar” su resentimiento y estará 
en mejores condiciones para perdonar.
Es interesante considerar las manifestaciones de rabia, irritabilidad o agresividad propias o 
ajenas como un grito que pide reconocimiento, respeto, ayuda y amor. Esto puede modificar
el punto de vista que tradicionalmente hemos utilizado para percibir la rabia y reaccionar.
Si a usted le parecen interesantes las ideas que se expusieron hasta aquí, tenga en cuenta los puntos que siguen:
Es mejor elegir estar en paz que tener razón. Aferrarnos al enojo o creer que los demás
 siempre están equivocados no nos permite tener paz mental. El primer paso es la disposición
 a perdonar. Cuando reconocemos que guardar pensamientos de venganza es algo que nos 
hace sufrir, nos resulta más fácil tener deseos de perdonar y de olvidar el rencor pasado.
Sepamos que aunque perdonemos, la otra persona no necesariamente cambiará. Sólo se 
trata de modificar nuestros pensamientos y actitudes.

Perdonar no significa que se tenga que coincidir con la conducta del otro.
El perdón eleva la autoestima y disminuye la ansiedad y la depresión.
Pensar en el presente es bueno para curar las heridas emocionales. Cuando a los cuatro años
 un amigo nos quita nuestros juguetes juramos que lo odiaremos para siempre y que nunca
 más jugaremos con el; esta promesa se cumple durante diez minutos. Si usted está enojado 
por algo que ocurrió en el pasado, pregúntese para qué le sirve el enojo hoy en día. Si no esta mejorando su vida, no se detenga en la colera.
Al sufrir un delito, un problema sentimental o alguna otra situación en la que uno se siente impotente, es común que se instale el resentimiento. En estas instancias muchas veces se 
necesita perdonarse a sí mismo, porque uno tiende a culparse por lo que se podía haber
 hecho y no se hizo.
Cuando descubra que está enojado con algo o alguien piense ¿a quién o qué necesito
 perdonar? Lo aliviará quitar un velo a la rabia.
Tal vez, el acto de perdonar no se trate en realidad sólo de un hecho altruista orientado
 hacia los demás, sino que beneficia física y emocionalmente al que perdona, porque elimina
 los sentimientos negativos que pueden perjudicar. Tiene un efecto boomerang que fortalece
 el bienestar de ambas personas.
Perdonar requiere práctica. Hay que tomar la decisión, tener el deseo, asumir el compromiso, repetirlo muchas veces para dominarlo e incorporarlo como natural. Es más fácil comenzar a “ejercitarse” con personas no tan allegadas como los padres, por ejemplo, sino en situaciones menos comprometidas.
Busque ayuda profesional si siente la necesita, ya sea en forma individual o grupal.

Ejercicios saludables:
En su libro Perdonar, Casarjian propone ejercicios interesantes para trabajar el perdón:
Recuerde un momento en el que se haya enojado. ¿Cómo se sintió? Cierre los ojos, respire 
hondo, relájese e introdúzcase en sus sentimientos. ¿Qué puede ver bajo su rabia? ¿Miedo? ¿Tristeza? ¿Inseguridad? ¿Desamparo? ¿Impotencia? ¿Desilusión? ¿Se siente herido o abandonado? Mire más profundamente, ¿qué hay bajo ese miedo, desilusión o tristeza? ¿Un pedido de atención? ¿Necesidad de respeto o de amor?
Recuerde a alguna persona con quien tenga dificultades para relacionarse. Piense en algo
 que desea recibir de ella: ¿amor?, ¿afecto?, ¿aprobación?, ¿consideración? Imagínese que 
 está con esa persona, relájese, respire hondo, exhale… Dígale lo que desea: “…(el nombre), 
lo que necesito de vos es….y….(haga una lista hasta sentir que agota todas las posibilidades)”. Luego agregue: “…, ya no te hago responsable de darme…(todo lo que haya puesto antes)”.

Carta de Emociones: expresa tu ira


  
La técnica de la carta de amor es definitiva para compartir y expresar toda la
verdad con el fin de resolver un conflicto emocional tanto dentro de uno mismo
como en sus relaciones. No es sólo un instrumento potente para la curación
emocional, sino que a través de su práctica aprenderá más acerca de sus propios
sentimientos y sobre lo que realmente significa la verdad.
Para escribir una carta de amor comienza por expresar tu ira, tu resentimiento y
tu censura, y discurre a través de los demás niveles hasta descender al amor.
Cada carta de amor posee cinco partes; las siguientes frases de introducción
pueden ayudarle si se queda atascado en un nivel y necesita pasar al siguiente.
1.
Rabia y censura y resentimiento
No me gusta cuando...

Me ofende...
Me exaspero cuando...
Estoy harto/a de...
Estoy casado/a de...
Quiero...
2.
Agravio y tristeza y decepción

Me entristece que...
Me duele que...
Me horroriza que...
Me decepciona que...
Quiero...
3.
Temor e inseguridad
Me asusta que...
Temo que...
Me da miedo que...
Quiero...
4.
Culpa y responsabilidad

Siento que...
Lamento que...
Perdóname por...
No pensé que...
Deseo...
5.
Amor, perdón, comprensión y anhelo

Te quiero porque...
Te quiero cuando...
Gracias por...
Comprendo que...
Te perdono por...
Quiero...

La finalidad de la carta de amor consiste en expresar y liberar los sentimientos
negativos que le impiden experimentar y compartir el amor que advierte dentro de
sí. Se denomina carta de amor no porque comience diciendo “Querido ángel mío,
te quiero con todo mi corazón...”, sino porque el propósito de la carta de amor
estriba en resolver cualquier emoción que impida que fluya el amor.

1. Comienzo. Trate de no estar en la misma habitación que la persona a la que le escribe la carta de amor (salvo que sea a ti mismo/a, jejeje). No es necesario sentir cariño cuando empieces a escribir una carta de amor. Sea cual fuere tu talante, si pretendes sentirtemejor comienza por escribir la carta.

2. Incluye todos los niveles de sentimientos. Empieza redactando la carta en el primer nivel de sentimientos (rabia y censura), y pasa poco a poco por cada nivel hasta llegar a tus sentimientos positivos.

3. No modifiques la expresión de tus sentimientos. El propósito de la carta de amor consiste en exponer todos tus sentimientos, incluso aquellos con los que quizá no esté de acuerdo una parte de tu mente.

4. Rabia y censura. ¡No muestre afecto cuando comience a escribir la carta con
rabia y censura! Inclínate pro esa parte de ti que considera que tienes razón y que
quien se equivoca es la otra
persona.

5. Agravio y tristeza. Al cabo de un tiempo empezarás a advertir que emergen
algunos sentimientos de agravio y tristeza. Es incluso posible que te eches a llorar.
Esto se debe a que el agravio y la tristeza subyacen bajo la ira y tu habrás
expresado bastante de la misma en tu carta para comenzar a sentir el auténtico
agravio. Cuando repares en eso pasa al segundo nivel.

6. Temor e inseguridad. Tras manifestar durante un rato el agravio, empezarás a sentir miedo o cierta inseguridad, pasarás al tercer nivel y escribirás sobre esos sentimientos.

7. Culpa y “lo siento”. Tras manifestar tus temores y lograr una perspectiva más
amplia de lo que en realidad sientes, ha llegado el momento de expresar el nivel
siguiente y de asumir la responsabilidad de lo que escribes.

8. Amor, perdón, comprensión y anhelo. Tras expresar esos cuatro niveles de
sentimientos, empezarás a percibir la vinculación emocional con la persona a la que
escribes, sintiéndote de nuevo más fuerte. De manera natural te hallarás en
contacto con tu amor, comprensión y perdón.

9. No confíes en ser consciente del amor cuando inicies la carta. Al empezar tu
carta de amor, es posible que sientas rabia y resentimiento, quizás un poco de
agravio y no mucho más. Comienza manifestando la ira y la censura, y verás como
tus emociones pasan luego al nivel siguiente y después a posteriores.

10. Repetición de niveles. Puede que al expresar por escrito tu ira, tu agravio y tu
miedo sientas de nuevo rabia. Es normal. Retorna a la ira y recuerda que al
proseguir tendrás que operar también con el agravio y el miedo.

11. Nunca termines tu carta de amor hasta haber llegado al cariño.
Si dejas de escribir antes de alcanzar el afecto, esa no será una carta de amor.
Interrumpir tu misiva y dejar de escribir significa renunciar a que el amor realice su
tarea.

12. Equilibra las partes de tu carta de amor. No escribas tres páginas de ira, una de agravio, dos párrafos de temor y de culpa y una línea de amor. Procura que tu carta sea proporcionada.

13. No defiendas tu posición o te limites a exponer tu punto de vista. El objetivo
no consiste exclusivamente en transmitir información, sino también en expresar
emoción.

14. Escribe una carta de amor para ti mismo con objeto de resolver tus propias
emociones y llegar hasta tu propio amor. No redactes la carta con el propósito de
cambiar a tu socia, a tu madre, a tu pareja, etc. Te sentirás mejor cuando crees
una carta de amor, así que aunque
la otra persona se niegue a hacer otro tanto, sigue adelante y redacta la tuya.

Al terminar la carta de amor puedes hacer dos cosas. La primera es quemarla
mientras dices pensando en la persona a la que se la has escrito “te perdono y te
libero”. La segunda es dársela a esa persona para que la lea pero...
Bajo ninguna circunstancia entregues tu carta de amor a la persona a la que la
dirigiste antes de haberle explicado las características y el propósito de la misma.

Psicologia Transgeneracional





"Hay que ser uno mismo y, para eso hay que saber quiénes somos y de dónde venimos "
Vincent de Gaulejac 

Desde el punto de vista de una psicología individualista, al de una psicología donde el protagonismo estuvo en las relaciones dentro de un sistema, desde un modelo mecanicista a un modelo holístico, desde la hegemonía del Psicoanálisis a un desarrollo de las Psicoterapias, la Psicología ha venido acompañando las transformaciones del hombre y la sociedad. En este sentido, la complejidad de los fenómenos humanos en los tiempos de la hipermodernidad nos lleva a repensar una vez más nuestro quehacer psicoterapéutico para ser capaces de dar respuestas a nuevas realidades.
Con respecto a esto, en los últimos treinta años se ha producido una revalorización del "alma familiar" y un resurgimiento de viejos conceptos que ya la Filosofía oriental había desarrollado en profundidad, como ser la influencia de la familia ancestral sobre los destinos personales, de la fuerza de hechos y personas de la red familiar sobre nuestras vidas. Es aquí cuando cobra envergadura el rol y el impacto de la genealogía sobre el individuo, al ser investigado de manera más profunda la articulación entre lo intra psíquico (nuestro inconsciente) y lo ínter psíquico (inconsciente familiar). De esta manera, estos desarrollos permitieron traer nuevas respuestas a antiguos temas como las enfermedades, separaciones, repeticiones de conductas negativas, muertes, accidentes, suicidios, fracasos laborales, económicos, vocacionales, entre otros. Nos preguntamos cómo es que contraemos nupcias el mismo día que lo hizo la abuela sin haber tenido esta información, cómo llamamos a un hijo con el mismo nombre que el bisabuelo imaginando que lo elegimos porque está de moda, por qué se repiten en una familia abortos en diferentes generaciones, o mujeres abusadas, hombres con la misma enfermedad, separaciones a la edad en que un ancestro perdió la vida, accidentes o divorcios a repetición, o tal vez elegimos una carrera sólo imaginando que es lo que nos gusta, pensando que nadie antes en el sistema lo había estudiado o

trabajado en ello, siendo que finalmente descubrimos que se trata de una repetición o compensación para el sistema, (por ejemplo, una mujer murió en el parto y un posgenito, luego, es obstetra, etc.)
Las investigaciones a las que nos referimos muestran de qué modo nuestros destinos se encuentran también determinados por la historia psicológica de las generaciones anteriores. Así, el enfoque transgeneracional brinda a la Psicoterapia y al trabajo clínico, un camino para ayudar a encontrar traumas familiares sin resolver que actúan sobre las personas y los sistemas familiares al modo de "situaciones no resueltas". Estas "situaciones inconclusas" funcionan como cuentas intergeneracionales sin saldar y se repiten, de manera inadvertida en algunos, conflictivamente en otros, y son vividas, a veces, como si fuera algo natural.
Todas las personas "cargamos " con dinámicas inconscientes familiares, fechas, nombres, lugares, vivencias de generaciones que nos precedieron y aún sin saberlo, éstas influyen sobre nosotros, en nuestras elecciones, en el lugar que ocupamos en la familia, en nuestros éxitos y fracasos. Por el solo hecho de pertenecer a una familia, esta historia nos afecta a cada uno de manera diferente, sin importar las distancias emocionales. Entonces, al establecer lazos entre lo que sucede en el aquí y ahora de la vida de la persona con acontecimientos de la historia familiar-genealógica se recupera la memoria emocional- ancestral, lo que deviene en una experiencia profundamente sanadora y liberadora. Sabemos que todos los seres humanos estamos influenciados y vivimos en una permanente tensión entre ser nosotros mismos y ser un eslabón más de una larga cadena que nos une a nuestras familias de origen y a nuestra familia ancestral, y cuanto mayor sea la diferencia entre estos dos aspectos, mayor será el sufrimiento de la persona, sufrimiento que se manifiesta de diferentes modos y en distintos niveles. En esta pugna, la fuerza atrayente del sistema familiar es muy fuerte.
Este enfoque facilita incluir en la historia personal, la historia familiar transgeneracional, en pos de comprender y utilizar de un mejor modo la herencia psíquica familiar, y si lo deseamos, también de transformarla, dado que, al disolverse las cargas familiares inconscientes, las personas pueden contar y utilizar sus propios recursos, su plena potencia y recuperar entonces

las riendas de sus destinos. Esta mirada permite integrar a la conciencia personal temas excluidos de la conciencia familiar inconsciente
Psicogenealogia y análisis transgeneracional
El objetivo de la Psicogenealogia y el análisis transgeneracional es poner en perspectiva la historia de la familia, comprenderla, tomar el rol y lugar que estamos invitados a jugar, para resolver así las situaciones excluidas de la conciencia familiar y las creencias que las sostienen
El análisis transgeneracional toma en cuenta el proceso psíquico genealógico, evalúa el modo en que cada persona reacciona frente a los sucesos que le toca vivir en su entorno familiar más próximo y más lejano, como por ejemplo cómo se da la resistencia de la persona y del sistema frente a la presencia de un secreto en la familia.
El concepto de Psicogenealogia fue creado por Anne Schutzenberger, psicoanalista, psicodramatista y pionera en Francia de este enfoque. Hacia los años 80, ella comenzó a utilizar el concepto entre sus alumnos en la Universidad de Niza para hacer referencia a los lazos familiares, la transmisión y lo transgeneracional. Schutzenberger utiliza con sus pacientes como método terapéutico el método del genosociograma (mapa genealógico que construyen en sesión paciente y terapeuta y donde se inscriben los datos e información de la familia). El genosociograma, podemos decir, es una representación del inconciente familiar. A través de éste, se puede descubrir por ejemplo que todos los hijos mayores fallecen en diferentes generaciones a los veinte años, o que la edad en que le dan el diagnóstico de una enfermedad grave a una persona coincide con la edad en la que un ancestro tuvo un accidente grave
. La psicogenealogia se apoya, entre otras herramientas, en la construcción de un árbol genealógico junto con el paciente a partir de datos que recuerda de la historia familiar. Este trabajo terapéutico permite que emerjan sentimientos durante este proceso. La tarea incluye la decodificación de los lazos que unen a la persona con sus ancestros, para comprender las escenas que se jugaron y los escenarios donde los sucesos tuvieron lugar, con el objetivo de poner luz y encontrar posibles orígenes y explicaciones a sucesos del aquí y ahora de la persona.

que lo dejó discapacitado, o un hijo nace el mismo día del aniversario de fallecimiento del abuelo, o todos los años para la misma fecha la persona se siente deprimida sin saber por qué.
Para enunciar este extraño mecanismo de reptición familiar y transgenereacional que recién mencionamos, Anne Schutzenberger tomó de Josephine Hilgard, el concepto de
síndrome de aniversario.
Los fundamentos del método Psicogenealógico:
Podemos decir que quien inaugura el enfoque transgeneracional es Sigmund Freud, en "Tótem y tabú" cuando se refiere a la transmisión de generación en generación a través del inconciente. Freud ya había aludido al concepto de
Varios autores franceses, americanos, alemanes, aportaron a favor de este movimiento de investigación transgeneracional, brindando conceptos y herramientas terapéuticas. En este sentido, Nicholas Abraham y Maria Torok hablaron del concepto de
Ivan Bozsormeyi_ Nagy es a quien le debemos un concepto central que permite entender la transmisión en psicogenealogia. Las
lo inquietante, de esa "otra escena" que nos vincula a cada uno con los miembros de la familia, con las personas más cercanas y con el contexto social. cripta y fantasma para describir el fenómeno que descubrieron en la practica clínica, diciendo que algunos pacientes se expresan a veces como ventrílocuos y a veces cargan con síntomas vinculados a un miembro de la familia que no pudo "ser bien enterrado", ya sea por que murió en circunstancias vergonzosas o dramáticas que provocan miedo, y queda atado a la familia en forma de fantasma, encriptado "en el corazón de un posgenito". El traumatismo, vinculado a duelos difíciles de ser elaborados, de hechos dolorosos o avergonzantes guardados como secretos, como no-dichos, crea una cripta sobre el psiquismo de un descendiente. Para Abraham y Torok, el fantasma pasa del inconciente de un padre al de un hijo. lealtades invisibles entre los miembros de un sistema, que hace que solidariamente un posgenito se haga cargo de cuentas impagas de otras generaciones. Nagy habla del Gran Libro de Cómputos de la Familia, contabilidad inconciente que cada miembro dentro de un sistema recibe y a la vez transmite. Cada familia brega

porque el balance no se desequilibre, esto implica mantener un equilibrio relacional entre generaciones donde cada uno tenga su lugar.
En las lista de aportes conceptuales importantes a este movimiento, podemos también incluir a Serge Tisseron, quien ha hecho un minucioso análisis sobre los secretos y su influencia transgeneracional, mostrando cómo un no-dicho se convierte en un secreto en una generación posterior y en la siguiente en algo impensable .
Didier Dumas, discípulo de Francoise Dolto, investigó sobre la Clínica del fantasma, en Alemania con aportes de Bert Hellinger (Constelaciones familiares) y las Constelaciones estructurales (Mathias Varga von Kibed e Insa Sparrer ), entre otros.
Finalmente, cobra especial interés las investigaciones de Vincent de Gaulejac quien logró integrar en su enfoque, llamado Sociologia Clínica, la dialéctica entre lo singular, familiar-transgeneracional, social y universal, dejando de lado eternas divisiones o cortes disciplinarios que impiden percibir la totalidad de los fenómenos a la hora de encontrar respuestas satisfactorias a fenómenos individuales y colectivos.
Sociologia clínica y relatos de vida
La Psicosociología clínica mira allí donde lo psicológico, familiar, transgeneracional y social tienen sus fronteras de interacción. Esta mirada teórica comprende al individuo como producto de una historia en la que busca devenir sujeto. Es a través del trabajo sobre la propia historia de vida, cómo la persona que consulta logra resignificar su propia historia en el marco de estos procesos múltiples. Este trabajo sobre las historias de vida se realiza en grupos y sobre determinadas tematicas. La vergüenza, la historia emocional, el vinculo con el dinero, etc y constituye, a la vez, un proceso de investigación personal y de co-construcción grupal. La tarea es coordinada por un terapeuta, que investiga y facilitar junto a los consultantes para ayudar a estos a que realicen un proceso de cambio para lograr convertirse en sujetos de historicidad.
Caso clínico

Mi estilo personal de trabajo transgeneracional
Se trata sin duda de un trabajo terapéutico integrador, en el que acontecimientos de la vida personal, de la familia actual, hechos acontecidos en la familia de origen y ancestral, el trabajo sobre los nombres, apellidos, fechas, profesiones, mudanzas, migraciones, sobre los blancos y sobre los olvidos, dentro de un trabajo personal a través de diferentes herramientas, se resignifican y encuentran un hilo conductor y a la vez un camino hacia la solución.
A través de un ejemplo, podremos dar cuenta de cómo este modelo integrador ayuda a que las personas logren cambios, trabajando en profundidad y respetando los ritmos de elaboración que cada individuo tiene, sosteniendo estos cambios a lo largo del tiempo. El trabajo Psicogenealógico es perfectamente compatible con un proceso psicoterapéutico tradicional y se puede realizar en forma individual o en grupos.
Tomás llega a la consulta. Su médico de cabecera le ha comunicado que los resultados de las pruebas a las que se vio sometido hablaron de la posibilidad de tener un tercer cuadro de embolia pulmonar que, de ser así, le traería un serio riesgo de vida. Además, le agrega que se trata de un cuadro puramente mecánico sin ninguna conexión con temáticas psicológicas.
Durante la consulta le pregunté qué había sucedido uno o dos años antes de su primer embolia. Me respondió: "Vendí mi empresa ….Se queda pensando…. y con ella, mi libertad."
Desde el punto de vista económico y financiero había hecho un excelente negocio al venderla y el acuerdo incluía que él participara como gerente general en la empresa fusionada. Recabando datos de su historia de vida, se da cuenta que en realidad no es el hijo mayor de sus padres, ya que antes que naciera, sus padres habían perdido al primer hijo varón, fallecido apenas nació…. y a quien habían llamado… Tomás. La madre queda embarazada a los tres meses de fallecido este primer hijo. A su vez, éste era el nombre del hermano pequeño, el preferido de la madre, que había muerto de tuberculosis, cuando tenia apenas seis años. Ayudándolo a conectar datos familiares en diferentes generaciones, advierte que la edad que tiene actualmente es la que en tenia su padre cuando contrajo cáncer y perdió su

trabajo. Al mismo tiempo, su único hijo tenía al tiempo de la primer embolia de Tomás, la misma edad que él mismo cuando su padre contrajo el cáncer.
El paciente también relata que pertenece a una familia de origen muy humilde, casi indigente, sobre todo por parte de la rama materna. Su abuelo materno había fallecido a los cuarenta años, dejando una viuda y ocho hijos huérfanos (entre ellos su madre). Cuando habla de su abuela se le llenan los ojos de lágrimas: ¿Sabés lo que es no tener ni un céntimo en el bolsillo?, dice y agrega, "a mí en cambio me tocó… saber cómo es el juego de hacer dinero. Eso me resulta fácil", mostrando de esta manera el contraste con la vida que llevó su abuela materna.
Por su parte, la abuela paterna, inmigrante, había fallecido relativamente joven. Tomás recuerda los relatos de su padre en los que ella le había insinuado a su propio padre su deseo de estudiar. El bisabuelo de Tomás, no la había dejado, ya que según él, atentaba contra su cultura y tradiciones ancestrales. "Mi bisabuelo, dijo Tomás, vivió siempre entre dos países, dos lenguas, dos tradiciones…"
Investigando sobre su relación con el dinero, el paciente confesó que nunca había podido tocar el monto ganado, fruto de la venta de su empresa. El trabajo con sus sistemas de creencias permitió sacar a la luz el mandato familiar en el que "el dinero que no viene del trabajo manual, es sospechoso". Entonces, ¿vos sos sospechoso?, le pregunto. "Y…. Si", me responde.
Durante el trabajo realizado, descubre que la traducción del apellido materno es: "el que pertenece al campo". Se da cuenta de la enorme tensión que le produce vivir en una gran ciudad y se conecta con su verdadero deseo de cambiar de ritmo de vida y de vivir en un lugar más tranquilo, y a su vez toma conciencia de la lucha encarnada que tenía con los nuevos dueños de la empresa a quienes pretendía demostrarles que su propuesta de hacer crecer la empresa era mejor que la que ellos tenían. Advierte también cómo se había convertido en un empleado, tal como lo habían sido toda la vida sus padres y abuelos, y que su lucha parecía tener que ver con un conflicto de clases sociales y de reivindicaciones. Fue entonces necesario integrar lo intrapsiquico con las lealtades familiares inconcientes mas la imposición de la sociedad moderna que promueve una lucha de lugares para lograr excelenecia , mirando como " perdedores" a los que no lo logran .

Al mismo tiempo, Tomás estaba en pareja con una mujer mucho más joven que él, hija de un amigo, mostrando más aburrimiento que goce. En los relatos sobre sus experiencias de parejas, quiso demostrar su éxito con las mujeres. En realidad, el material que traía mostraba cómo se ponía en lugares infantiles, buscando en las mujeres la protección que reclamaba a su propia madre.
La relación y comunicación con la familia en general, y con los hermanos, en particular, era muy circunstancial. Todos ellos seguían viviendo en zonas muy carenciadas y tenían muy mala relación. Había intentado traerlos a trabajar con él, fracasando en su intención.
Como resultado de su proceso terapéutico, trabajando sobre su historia de vida, Tomás decide abandonar su trabajo en la empresa, armar una ONG para ayudar a mujeres sostén de familia a través de la orientación para microemprendimientos, reparando en ellas lo que no pudo con su abuela. Además, comienza a asesorar empresas de modo independiente, se separa de su mujer, mejora la relación con su hijo y su familia, compra un campo donde decide pasar la mayor parte de su tiempo. Básicamente, mejora notablemente su cuadro de salud y mejora su humor.
Para concluir, el trabajo clínico incluyendo el enfoque transgeneracional nos muestra que de una cierta manera, como dice Anne Schutzenberger*, somos menos libres de lo que creemos, sin embargo, podemos reconquistar nuestra libertad y salir de la repetición comprendiendo lo que pesa, atrapando esos hilos en su contexto y complejidad.
Mabel Meschiany