Cómo piensan, cómo sienten las personas centenarias de Okinawa.


Existe un tipo de personalidad resistente al estrés que permite que se afronte las situaciones conflictivas de una manera más inofensiva para la salud. En Okinawa habita el mayor porcentaje de población centenaria del mundo, no sólo con un mayor índice de expectativa de vida, sino con un excelente estado de salud y autonomía personal.
 Okinawa está compuesta por 161 islas que dan forma a un precioso archipiélago lleno de palmeras, y que se extiende unos 1500 kms. entre Japón y Taiwan. A Okinawa también se le conoce como las Galápagos del Este por su abundancia de flora y fauna, así como sus bosques alimentados por una lluvia limpia (un aire privilegiado con escasa contaminación).
Además, en Okinawa habita el mayor porcentaje de población centenaria del mundo (con relación a su población total), no sólo con un mayor índice de expectativa de vida, sino con un excelente estado de salud (que hace que la población se mantenga joven durante más tiempo) y autonomía.
Las enfermedades del corazón son mínimas, las arterias se mantienen jóvenes, limpias y elásticas durante más décadas que en la población occidental; el cáncer de mama es tan raro que prácticamente no se hace uso de las mamografías; la mayoría de los hombres mayores no han oído hablar en su vida del cáncer de próstata y la mayoría de las mujeres no entienden el concepto de la menopausia más que como el final de las posibilidades de embarazo: no experimentan sofocos espontáneos, problemas de corazón, descalcificación de los huesos o mayor tendencia al cáncer.

Ciertos estudios concienzudos durante 25 años investigando cómo viven, cómo se alimentan, cómo piensa la población, han concluido en que gran parte del "secreto" a voces está en su tradicional dieta baja en calorías, pocas grasas animales, rica en verduras, frutas y legumbres, en especial la soja. Importante es también la variedad en la alimentación, y el ejercicio físico constante que mantiene a las personas centenarias aún en activo, trabajando, practicando taichí, artes marciales y danzas tradicionales. Hay que destacar también su autonomía y su independencia, que hace que las personas centenarias vivan solas en sus propias casas, aunque con muchas relaciones sociales y apoyo comunitario, como cualquier otra persona más joven. Pero no menos importante es su personalidad, su manera de ver la vida y afrontar las dificultades, que hace que reduzcan el estrés a un mínimo, en comparación con otras poblaciones del mundo.

Excelente salud psicoespiritual.

Los estudios (dirigidos por el Dr. Makoto Suzuki) concluyen que la población centenaria de Okinawa puntúa bajo en "urgencia temporal" y en "tensión", y por el contrario tienen altos niveles de "confianza en las propias posibilidades" y en "tenacidad". Los estudios revelaban actitudes optimistas, adaptabilidad y una forma fácil y relajada de afrontar la vida, buscando la simplicidad y evitando perder el tiempo en complicaciones inútiles. El concepto de moderación parecía ser una clave importante en sus valores culturales. Fuerte integración social y una profunda espiritualidad, especialmente entre las mujeres mayores, que son consideradas como sabias y más en contacto con las realidades más sutiles.
Los determinantes de su estilo de vida se podrían resumir de la siguiente manera:
  • actitudes positivas,
  • fuertes relaciones sociales,
  • fuertes creencias espirituales
  • sensación de bienestar y
  • satisfacción con la propia vida.

Envejecer no es sinónimo de enfermar.


Las personas en Okinawa se ven a sí mismas como saludables, y no consideran que hacerse mayores signifique enfermar y depender de otras personas más jóvenes.
La salud y la longevidad son celebradas, y forman parte de sus canciones tradicionales, sus himnos y hasta sus oraciones. Las personas mayores no sólo son respetadas sino también admiradas.

La religión y la espiritualidad son especialmente importantes en las mujeres, que tienen un rol activo en este sentido y son consideradas las líderes espirituales de la sociedad. Los estudios entre la población femenina centenaria revelaban una relación estrecha entre la firmeza e intensidad de sus creencias y su sentido subjetivo de bienestar y satisfacción por la propia vida.
Los estudios consideran que puede haber una estrecha relación entre las actitudes espirituales y la salud que mantiene la población con el paso del tiempo, su manera de envejecer, y que los valores éticos o espirituales ayudan a las personas a mantenerse sanas y jóvenes..

Bajos niveles de estrés.

El medio por el que la mente conecta con el cuerpo para afrontar el estrés es el sistema neuroendocrino. Los neuroquímicos típicamente producidos como respuesta al estrés has sido relacionados con docenas de enfermedades degenerativas. La sobrecarga de estos neuroquímicos (como el cortisol, la epinefrina y la norepinefrina) pueden llegar a afectar al sistema inmunológico, produciendo un debilitamiento de la resistencia a virus y bacterias, u otras enfermedades degenerativas más serias como las enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cáncer. Son éstas enfermedades que han sido relacionadas e identificadas tradicionalmente con el proceso del envejecimiento, pero parece ser que no tienen tanto que ver con el proceso del envejecimiento en sí, sino con el estrés y el miedo producido por la falta de autoconfianza.
El estrés proviene de diferentes fuentes, incluyendo físicas, psicológicas, sociales o del medio.. Los ruidos, la sobrecarga de información que nos rodea, los rápidos cambios tecnológicos, las crecientes demandas de nuestro tiempo, son algunas de las fuentes de estrés que afrontamos cada día. Por no hablar de la contaminación, el trabajo en casa o fuera de ella, la educación de nuestras criaturas, las horas en medio del tráfico, los exámenes, las prisas... Pero mucho más importante que las fuentes de estrés en sí mismas es nuestra reacción a ellas -nuestra respuesta personal es lo que determina mayormente sus efectos sobre nuestra salud.


Y nuestras reacciones están influidas por nuestras creencias, valores, actitudes, experiencias previas y personalidad. Nuestra forma característica y personal de responder ante las fuentes externas de estrés pueden ser malas para nuestra salud, o por el contrario pueden ser beneficiosas. Incluso las enfermedades producidas por el estrés pueden ser aliviadas y curadas con actitudes positivas y ciertas mejoras en nuestra forma de asumir la realidad. Las investigaciones concluyen en que existe un tipo de personalidad resistente al estrés que permite que se afronte las situaciones conflictivas de una manera más inofensiva para la salud. Este tipo de personalidad es fundamentalmente positiva, con un gran sentido del autocontrol, estabilidad emocional, adaptabilidad y bajos niveles de emociones negativas (tales como la depresión, la ansiedad, hostilidad, sentido de marginación social, actitudes impulsivas y vulnerabilidad). Esta forma de afrontar positivamente el estrés propio de la vida se considera de gran importancia para prolongar la salud y la juventud.
El libro:

The Okinawa program


Texto: Marié Morales.

Cómo rebatir pensamientos pesimistas


"Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos" (Buda); es una frase magnífica; por lo tanto hay que aprender a atacar los pensamientos malsanos, pues éstos son los que hacen que nos comportemos inadecuadamente y nos sintamos mal; es una habilidad que se aprende con la ayuda de un terapeuta.
Si adquirimos la habilidad de modificar los pensamientos irracionales o pesimistas (los que nos hacen sufrir innecesariamente) por pensamientos racionales, optimistas u objetivos, seguramente nuestras emociones y comportamiento serán más prácticos y felices; esta otra frase nos resume lo anterior: "El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino" (Stephen Crane).
Cuando la mala suerte nos ataca, debemos tratar de dar la vuelta a la situación o pensar que siempre podría haber sido peor. El optimista no es aquél que no ve las dificultades, sino aquél que no se asusta ante ellas, ni se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.
Para más información sobre terapias psicológicas y psicología:

Para aumentar el optimismo hay que detectar y rebatir los pensamientos pesimistas. Todos tenemos la habilidad de rebatir cuando alguien nos acusa, pero no la ponemos en práctica cuando nos reprochamos nosotros mismos. La clave es detectar los pensamientos pesimistas y luego tratarlos como si pertenecieran a otra persona, un enemigo cuya misión en la vida fuera hacernos desgraciados.
Cuando nos percatamos de que estamos teniendo un pensamiento pesimista, podemos aplicar el método ACCRR. A significa Adversidad, C creencias previas, C las consecuencias de esas creencias previas, R el rebatimiento de la creencia y R la revitalización que experimentamos al refutarlas con éxito.
Cuando se enfrente a un suceso adverso en su vida cotidiana, tome un papel y aplique el ACCRR: anote el suceso, sus ideas previas, las consecuencias de éstas, y proceda a rebatir sus creencias al respecto. Por último, compruebe la revitalización que experimenta cuando consigue oponerse a los pensamientos negativos.
Veámoslo con un ejemplo.

Método ACCRR

Adversidad. “Mi marido y yo salimos a cenar por primera vez desde el nacimiento de nuestro hijo y nos pasamos discutiendo por todo”.
Creencia previa. “Se supone que tenemos que disfrutar de una cena romántica y la desperdiciamos peleando por tonterías. En una revista leí que muchos matrimonios acaban luego del nacimiento del primer hijo. Parece que vamos en esa dirección”.
Consecuencias. “Sentí una profunda tristeza. Además me invadió el pánico”.
Rebatimiento. “Quizás esté siendo poco realista. Es difícil ser romántico cuando uno no ha dormido. Una mala cena no significa el divorcio. Hemos pasado por situaciones peores y acabó mejor nuestra relación. Tengo que dejar de leer esas revistas estúpidas. Necesito relajarme un poco y considerar esto como un primer intento positivo de experimentar romanticismo”.
Revitalización. “Empecé a sentirme mejor”.
Las creencias previas son creencias acerca de cómo deberían funcionar las cosas. Lo que nos decimos a nosotros mismos cuando nos enfrentamos a un acontecimiento adverso puede ser tan infundado como los desvaríos de un rival celoso. En estos casos nuestras reflexiones suelen ser distorsiones, hábitos negativos de pensamiento que tienen su origen en las experiencias desagradables del pasado: conflictos de la infancia, padres estrictos, un entrenador infantil demasiado crítico o los celos de una hermana mayor. Pero como ahora parecen provenir de nuestro propio pensamiento, sin duda deben ser ciertos. ¡Falso! No son más que prejuicios.
La base del rebatimiento es comprobar la veracidad de nuestras ideas previas.

Hay cuatro formas de rebatir

Evidencia. La forma más convincente de rebatir una idea negativa consiste en demostrar que realmente es incorrecta. Debemos preguntarnos: “¿Cuál es la prueba que apoya esta creencia?” Si sacó una nota baja y creyó que era “el peor de la clase“, remítase a los hechos. ¿Alguien obtuvo una nota inferior? En la mayoría de los casos la realidad estará a su favor.
Alternativas. Casi nada tiene una sola causa. La mayoría de los acontecimientos obedecen a varios motivos. Los pesimistas se centran en la peor de las causas, la más permanente y absoluta. Existen múltiples causas, así que, ¿por qué aferrarse a la más insidiosa? Analice todas las causas que pudieron contribuir al fracaso. Céntrese en las modificables (no haber estudiado lo suficiente), concretas (ese examen era más difícil de lo normal) y no personales (el profesor fue injusto). Gran parte del pensamiento pesimista consiste en aferrarse a la creencia más negativa sin basarse en la evidencia. Debemos aprender a desechar esa costumbre, habituándonos a generar pensamientos alternativos.
Implicaciones. La idea negativa que tiene de sí mismo quizá sea cierta. En esa situación hay que evitar el catastrofismo. Aunque la creencia sea cierta, pregúntese que implicaciones tiene. Una mala cena no tiene por qué ser sinónimo de divorcio. Pregúntese cuántas posibilidades existen de que ocurra lo peor. ¿Tres simples aprobados significan que nadie lo contratará jamás? ¿Una hamburguesa significa que está condenado para siempre a la obesidad? En este punto, vuelva a la primera técnica y repita la búsqueda de pruebas.
Utilidad. Cuando se salta el régimen y piensa “Soy un glotón sin remedio”, está buscando un pretexto para prescindir totalmente de la dieta. Pregúntese: “¿Qué beneficio me causará pensar de esta manera?”
Detalle todas las formas en que puede cambiar la situación. La esposa del ejemplo anterior decidió dejar de leer artículos de revistas sensacionalistas sobre el divorcio.

EL CORAZÓN TIENE CEREBRO.


 
 
 
 
 


Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.
Es intelig...
ente
Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir.
Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza.

1. La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.
Significa que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar.
Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones.

2. La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.

3. La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.

4. La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico. Y se ordena con las emociones positivas.
Sí. Y sabemos que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
¿A qué conclusiones nos llevan estos descubrimientos?
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos.
La otra es desordenada, con ondas incoherentes y aparece con las emociones negativas.
Sí, con el miedo, la ira o la desconfianza.
Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.
El cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la realidad.
Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.
Este es un potencial no activado, pero empieza a estar accesible para un gran número de personas.
¿Y cómo puedo activar ese circuito?
Cultivando las cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje.
Es la práctica de pensamientos y emociones positivas.
En esencia, liberarse del espíritu de separación y de los tres mecanismos primarios: el miedo, el deseo (avaricia) y el ansia de dominio, mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque nos han servido para sobrevivir millones de años.
¿Y cómo nos libramos de ellos?
Tomando la posición de testigos, observando nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, y escogiendo las emociones que nos pueden hacer sentir bien. Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior, sino en nuestro interior.
Cultive el silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad, medite, contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez.
Y pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer.

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Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia. Profesora en la Sorbona, Francia y luego fundó en Quebec el Instituto para el Desarrollo de la Persona. Es autora de El poder de elegir, La libertad de ser y El maestro del corazón. “El ser humano lleva consigo un potencial extraordinario de conciencia, inteligencia, sabiduría y amor; descubrimientos científicos recientes lo constatan”.