Vivir o sobrevivir : cuál es nuestro mayor miedo






NUESTRO MAYOR MIEDO

Cuando preguntas a otros por sus miedos puedes obtener mil y una respuestas: miedo a las alturas. Miedo a hablar en  público, miedo a la muerte, miedo a las arañas, miedo al compromiso… y miles de miedos más que paralizan y limitan nuestra vida.
Como profesional y como persona que ha recorrido ya un trecho del intrincado camino de vuelta hacia sí mismo o camino de regreso a cada o autoconocimiento como se le quiera llamar sé que esos miedos no son más que tapaderas para ocultar nuestro miedo real.
También sé que todo lo que escribo ahora querido lector/a te parecerá coherente  en el sentido de que puedas desmentirlo o apoyarlo con vehemencia, incluso puede que te suscite dudas, pero en realidad es algo que sólo puede ser descubierto tras una ardua incluso por momentos dolorosa y comprometida introspección honesta y perseverante…
Nuestro mayor miedo es a vivir … la vida nos da miedo … la percibimos como una sirena que nos quiere atraer y nosotros no tenemos nada que hacer así que nos atamos fuertemente al mástil para ver si todo aquello pasa … Al atarnos nos invalidamos para experimentar lo que sucede , convertimos a la sirena en nuestra enemiga , en nuestro miedo  sin saber que estamos soltando el control de nuestra propia vida , de nuestro propio destino , de nuestro propio barco que navega mientras yo me protejo a la deriva , sin capitán , sin rumbo …
Es entonces cuando la crisis, inevitable viene a mí y la vida me pide vivirla... soltarme, dejarme seducir por la sirena… y sigo agarrado sufriendo sin saber porque y le llamo cualquier cosa menos por su nombre: Es que tengo miedo a X.
X,  ese miedo concreto te sirve de excusa para no soltarte para no vivir el caos, la incertidumbre que te produce dejarte seducir por la sirena…
Quien tiene el valor de soltarse y vivir en los momentos iniciales ese terror que le da la vida comienza pronto a sentir el dulce sabor de fluir con lo que sucede: ay se siente uno tan libre dejándose seducir... sintiendo el canto de la sirena... uno siente que nada puede suceder... que todo aquello que sucede… perder el control lo hace más sabio, más experimentado. Entonces uno descubre que puede dejarse arrastrar por la sirena al fondo del mar: Ya no hay miedo a morir… por tanto ya no hay miedo a vivir.Y ese es nuestro mayor miedo : miedo a vivir , miedo a experimentar , miedo a los cambios .




Os voy a dejar un video que yo presento mucho a mis pacientes que os hará comprender de forma más claro de que os he hablado con mi metáfora…
Os recomiendo la película, su trasfondo es increíble para mí, ya sabéis que soy una cinéfila increíble y apasionada  y que cada creación cinematográfica me trae un mensaje.

Nota: veréis que en mis escritos uso muchos puntos suspensivos , son invitaciones a parar y reflexionar sintiendo , no pensando …


Abrazo hondo
Soraya Founty


A qué le tenemos realmente miedo


 Tememos a la vida , al sentir , a lo que realmente somos , los toltecas lo sintetizaron en 4 grandes miedo pero yo creo que al final el único miedo que estos 4 reflejan es el miedo a ser grandes y a  brillar con luz propia ... os invito a ver este corte video donde se expresa precisamente lo que os comento.






1. MIEDO A LA SOLEDAD

Hay dos opciones que se pueden considerar:
La primera es que el ego trabaja en su banal causa de hacerte creer que realmente estás solo, que tu estás unido a los demás, con el fin de sentirte protagonista de la vida y encontrar el reconocimiento, en todos los niveles que te imagines, en la familia, en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad.
La segunda opción es que el Espíritu desea que recuerdes que eres parte de una Totalidad. Que tu siempre estás unido a la energía integradora de Dios, que se manifiesta en una llama interior que tu posees, una luz que debes expandir.

Cuando le das fuerza a esa luz interior, comienzas a mirar con los ojos de tu corazón y empiezas a ser consciente de que siempre tienes compañía. Es la compañía con tu ser interior y con tu Creador Supremo. Llegarás a comprender que la soledad es una maravillosa oportunidad de la vida para compartir contigo mismo; y justamente en este momento, empezarán a aparecer aquellas personas que vibrarán con tu misma sintonía e intensidad.

2. MIEDO A LA ESCASEZ

Superar el miedo a estar escaso, sin dinero u oportunidades para ser cada vez más abundante, requiere de un trabajo contigo mismo.

Debes darte la oportunidad para considerar que tus emociones sientan ese “deseo de merecer lo mejor para tu vida”. El sentimiento de víctima, es una señal de que el fantasma del miedo esta invadiéndote.
Hay una palabra de siete letras que, cuando la repites, empieza a dar claridad al estado de abundancia que hoy tienes. Esta palabra es “GRACIAS”.

Cuando agradeces por todo cuanto tienes en este momento y por lo que llegará a ti, comienzas a ser perceptible de todas las cosas que Dios te ofrece cada día. Gracias Dios por abrir los ojos este día de hoy, por poder respirar un día más. Gracias por la cama donde duermo, por las situaciones que parecen adversas; pero me Dejan sabiduría. Gracias Dios por la sonrisa que me regalo esa persona que no conozco. Gracias Dios por Tener trabajo, por la comida caliente, por la taza de cafe. Agradece y, en poco tiempo, todos tus deseos comenzaran a materializarse.

3. MIEDO A LA ENFERMEDAD

La enfermedad es un desequilibrio de tu estado de conciencia. Cuando empiezas a sentirte débil, está claro que perdiste tu fortaleza interior. “Enfermedad”, es una palabra compuesta del latin “in-firmus”, que significa “Sin Firmeza”.
Si comienzas a erradicar las auto-culpas, estarás dejando las cárceles del saboteo mental y te liberarás de estas ataduras.

El filosofo Platón dijo: “mente sana en cuerpo sano”. Piensa positivo respecto de ti mismo.
La enfermedad se contagia, perjudicando a otro ser, como se puede contagiar la salud.
Reconcíliate con el pasado, perdona íntimamente en tu corazón todos los sucesos de dolor y llena tu corazón de alegría, perdón y paz.

Permanece también en silencio, porque Dios te hablará en este espacio de meditación.
El remedio para la enfermedad es el Amor. Te daras cuenta que, de todos los medicamentos, el amor también crea adicción. Conviértete en un “adicto al amor”, llénate de amor, ya que nadie puede otorgar lo que no tiene, da amor y recibirás a cambio amor.

Estarás cada vez mas sano y lleno de vitalidad. El mundo necesita que estés saludable, para poder cumplir tu rol de ser un gestor de cambios en este planeta, que necesita curar su alma.

Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que, cuando Dios lo disponga, partiremos de esta vida, no antes ni después. Cuando el médico nos da la primera nalgada para que comencemos a respirar, se activa la cuenta regresiva; ese tic-tac que nos indica que vamos yendo hacia el día que debamos “parar”. Es por eso que la vida es un constante “Pre-parar”, es decir, una invitación a trascender en cada instante vivido, hasta que llegue tu turno de “parar”.



4. MIEDO A LA MUERTE

Cierra tus ojos un momento e imagina que hace una semana que has muerto y que estás en el cementerio visitando tu propia tumba. Miras tu lapida y lees tu nombre, tus fechas de nacimiento y de partida de este mundo. A continuación, piensa en cual es la frase que escribiría la humanidad acerca de ti, en tu propia lapida:

Qué dirían de ti? Que fracasaste en muchas de las áreas de tu vida?; Que la gente agradece que hayas partido, porque les hiciste la vida amarga?; o Qué sienten profundamente tu partida y que dejaste un espacio vacío en la humanidad, que nunca nadie podrá llenar?
Qué diste? Qué cediste? Qué donaste? A quién ayudaste? De qué te privaste?

Escribe en un papel que es lo que deseas que quede grabado en la piedra, cuando partas de este mundo. Trabaja, día tras día, para acercarte a este enunciado que declaras.
El miedo a la muerte se supera, cuando tu meta es proyectarte en la Trascendencia de tu entrega, bondad, generosidad, desprendimiento, altruismo, amor al prójimo, capacidad de despojarte, sin condiciones, sin esperar retribuciones, que vivirá en la memoria y los corazones de quienes hiciste contacto en la vida e hiciste felices.

Tomado de Kapulli y Temazcal, antigua sabiduría Tolteca.

¿Qué hacer con los sentimientos dolorosos?

Los sentimientos dolorosos van a surgir. No puedes detenerlos. Pero eso no significa que tengas que sufrir por ellos. ¿Cómo funciona esto? Digamos que surge un sentimiento, un sentimiento incómodo, una ansiedad sobre algo que ‘tú’ piensas que deseas o que necesitas en ‘tu’ vida. Es muy intenso y doloroso cuando surge, porque realmente crees que necesitas que esta cosa ocurra. Aún cuando sabes que ‘todo en el universo es como debería ser’, no puedes sacudirte el pensamiento de que tu vida necesita esta mejora adicional, o de que nunca serás capaz de renunciar a ella, y tu vida será una miseria y carecerá de lo más importante. Entonces, obviamente, el único modo de hacer que tu ansiedad desaparezca es, aparentemente, actuar sobre ese anhelo doloroso, obsesionarte lo suficiente como para hallar un plan que logre tu objetivo, el objetivo de tener esa cosa que deseas.

De manera que el deseo de ‘mejorar’ tu vida, de tener la cosa que estás anhelando tan ansiosamente, se convierte en obsesión. Podría ser útil en este momento recordar cómo han funcionado este tipo de cosas para ti en el pasado.
Cuando lograste alguna vez la cosa deseada, ¿te alivió de la ansiedad? Probablemente. ¿Te sentiste bien? Sí. ¿Por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo, antes de que otra ansiedad se volviera tan intensa como la primera? ¿O antes de que la cosa que anhelabas se volviera decepcionante, o al menos, no todo lo buena que pensabas que sería? (Sí, incluso ‘estar iluminado’ se volverá decepcionante, porque es un falso objetivo). O, si el deseo nunca fue satisfecho, ¿cuánto tiempo transcurrió antes de que olvidaras todo acerca de ese deseo? ¿Cuántas cosas has deseado en tu vida que ni siquiera recuerdas ahora? ¡Cientos! ¡Miles! Así, en medio de la agónica ansiedad en torno a algo que deseas, recuerda que NO NECESITAS ACTUAR en relación a ella. Que tenga o no lugar el resultado deseado no es el punto. El punto es que AHORA hay ansiedad. Hay una terrible incomodidad, un miedo mezclado con anhelo, un terror de que las cosas no salgan ‘bien’. Eso es lo que realmente deseas cambiar: el sentimiento EN CURSO. Y tus fantasías sobre ‘mejorar’ o ‘arreglar’ tu vida sólo empeoran las cosas. Dar vueltas y vueltas obsesivamente en torno a lo que necesitas hacer parece la única manera de sacudirte el terror que ha aparecido. Así que, ¿qué puedes hacer? La clave es saber que no es necesario actuar en relación a ningún sentimiento. Desaparecerá por sí mismo. Saber que nada hay que arreglar, nada que hacer; sólo observar. Tan sólo observar el surgimiento de este sentimiento de ansiedad: notar que es visto claramente en la conciencia, y saber que pasará. El dolor está en pensar que ‘tú tienes que actuar a su respecto’. El dolor empeora pensando que tienes que hacerlo desaparecer actuando a su respecto (dado que ‘tú’ eres responsable de hacer todo lo necesario para dar lugar a las perfectas circunstancias para que esa ansiedad desaparezca). Lo gracioso del asunto es que esa ansiedad desaparecerá por sí misma. Simplemente observa cómo va apagándose y es reemplazada por otro pensamiento. Puede tomar un tiempo, y puede que sea dolorosa mientras esté aquí, pero igual se desvanecerá. Así que, cuando un sentimiento incómodo está aquí, es importante ver que simplemente pasará. Eso es todo. Pero mientras está aquí, tan sólo observa con asombro cuán claro es. Hay una clara luz de la conciencia que brilla ‘sobre’ ese sentimiento, y lo ves con compasión, sin desear hacer nada a su respecto. No hay ninguna razón para hacer algo con el objeto de aliviar la ansiedad o cualquier otro sentimiento incómodo. No es necesario actuar a su respecto. Ninguna acción tendrá un efecto satisfactorio. Y si no es necesario actuar a su respecto, entonces puede olvidarse. Pasa, y eso es todo.

Recuerda que tú eres la clara luz de la conciencia que brilla ‘sobre’ todos los sentimientos y pensamientos que surgen. ¡No hay nadie residiendo en esos pensamientos y sentimientos! ¡No hay ‘nadie en casa’ en esa historia! Los sentimientos vienen y van; a ellos nos apegamos, pero no tiene que ser así. Ante todo, nada de ese sin sentido de que es necesario actuar a su respecto. ¡No hay nadie allí para efectuar ninguna acción! El único UNO en el universo ya está ocupándose de todo, por toda la eternidad, y ESE UNO ERES TÚ: la luz de la conciencia misma.

Annette Nibley